28.9.17

El secreto de la felicidad


–La mente es un mecanismo diseñado para ir hacia atrás o hacia delante –dije–. Somos un autito chocador hecho de mente, ese es el problema.
Estábamos tomando algo en un bar sobre la calle Paraná. Ella se había pedido un daiquiri de frutilla, yo fui al whisky. Debían ser casi las diez de la noche y ella había preferido ir a tomar algo en lugar de ir a cenar. Dijo que no tenía hambre, a mí me daba igual.
–La mente va hacia delante –dije–. La mente corre hacia delante como si el futuro existiera, como si el momento por venir pudiera de algún modo ser más satisfactorio que el actual. Es un mecanismo de escape, involuntario por cierto, pero te hace moco. De ahí brota el stress, la ansiedad en cualquiera de sus formas. Y el miedo a lo desconocido, por supuesto.
Ella tenía buenas tetas, se veía por debajo de su camisa que había unas tetas firmes, no excesivas. Se podía percibir el contorno de los pezones, gruesos, en relieve, unos pezones gorditos quizás de un rosa pálido, muy pálido, entre el rosa y el beige. Unos pezones que ya casi no se fabrican.
–La mente marcha hacia atrás –dije–. La mente se pega un loop hacia atrás, todo el tiempo. Va y revuelve el inmodificable pasado como una rata metiendo el hocico en una bolsa de residuos. El pasado te trajo hasta acá, claro que sí, pero el pasado no sos vos, como si miraras algo que fue escrito en el agua. Confundirse con el propio pasado es creer que eso te define, que el pasado va a levantar la mano para reclamarte tal o cual cosa, ahí tenés una verdadera tragedia. Eso genera baldazos de angustia, nubarrones de tristeza que parece que no se van a ir nunca. Una ducha de melancolía.
Ella probó un dadito de queso. Jugó, con la yema de un dedo anular, a pescar la cascarita de un maní. Tenía piernas largas, y buenos tobillos. Le quedaba bárbaro andar así, como si se hubiera puesto cualquier cosa, un gastado jean. Como si no prestara demasiada atención a su aspecto, la belleza de la displicencia. Culito compacto, cabello corto peinado al descuido.
–Por eso hay que lograr parar la mente –dije–. Ahí está el secreto de la felicidad. Entender de una buena vez que la mente no es un objeto, es una acción. Entendés eso y tu vida cambia. Ni pasado ni futuro, estar acá, forever acá, en esta intersección de espacio-tiempo hecha del más puro presente.
Terminé mi whisky. Miré por la ventana. La ciudad aflojaba un poco su caudal de locura. Un tipo pasó con su perro. Tironeaba de la correa y le recriminaba algo al animal, algo relativo a su comportamiento. El animal lo miraba como si quisiera entender.
–Me encanta lo que decís –djjo ella–. Pero ni sueñes que me vaya a coger con vos. No me gustás, Juan.

6 comentarios:

El Demiurgo de Hurlingham dijo...

Un buen planteo, ella lo reconoció.
Pero el verdadero objetivo no fue logrado, lo cual debió ser frustrante, siendo esa mujer como esa lograda descripción.
Saludos.

f dijo...

título alternativo:
pobre juan...
que por cierto se arrastra en la dolorosa memoria de este episodio, aplastado en el presente, y sin perspectivas futuras (con ella)...

(o al menos así estaría f...)

Jorge Aureliano dijo...

Me pasa, todo el tiempo, eso de que les gusta conversar pero de cogerme ni por los 20.
Lo que me gusta de usted Juan es que todo lo que escribe es lo que me gustaría que me pasara.
Le mando un abrazo.

J. Hundred dijo...

*el demiurgo de hurlingham! el verdadero objetivo no fue logrado, esa es una de mis especialidades. 1saludo.

*f! no ha lugar.

*jorge aureliano! cito, no me canso de citar al venerable ciego: Dios es más generoso que los hombres y los medirá con otra medida. lo abrazo.

Frodo dijo...

Viendo que el Demiurgo se encargó de elogiarlo (si Vd. llega a editar un libro, alguno de sus comentarios tiene que estar en la contratapa entrecomillado y con su firma), esta vez yo no lo haré.
Ud. se ha repetido. Esta es el Bis de un relato que ya ha pasado, el lado B de elsubte. Sus fanáticos podemos permitirle esto por única vez porque sabemos que la genialidad tiene también estos tropezones. Como Piero cuando volvió de Madrid, como a Jim Carrey luego de filmar el tipo del cable.


Para serle sincero, la perfecta descripción de tetas y pezones, me ha obnubilado. De ahí en más me perdí un poco.
Lo abrazo con la esperanza de un equipo de Primera D. Tal vez la de mi querido Central Ballester

J. Hundred dijo...

*frodo! lamento sus palabras, pero también lamento las catástrofes aéreas, el hambre en etiopía, los perros atropellados bajo la lluvia, los labios leporinos. quiero decir, lamento tantas cosas que a veces creo que lamentar se ha ido volviendo mi segunda piel. lo abrazo.