24.10.16

Pedacitos de uñas en un frasco


Tenés que cortarte las uñas, una vez por semana. De las manos, sí, y si podés de los pies, si te crecen, también.
Vas y te cortás las uñas, una vez por semana. Y guardás las uñas, los pedacitos de uñas, en un frasco.
Puede ser en un frasco de mermelada, sin mermelada por supuesto, y lavado, el frasco, previamente. Conviene que sea un frasco más grande. Conviene que vayas a la fiambrería más cercana y le pidas, al fiambrero, un frasco de esos donde vienen tres o cinco kilos de aceitunas. El frasco, sin las aceitunas, o con las aceitunas también. Las aceitunas son riquísimas.
Hacés eso, entonces. Te cortás las uñas una vez por semana, y guardás los pedacitos de uñas en el frasco.
Y dejás pasar veinte años. Podés seguir con tu vida desde ya, seguís haciendo lo que estás haciendo. El procedimiento descripto no altera ningún otro campo de lo que podríamos denominar, porque de alguna manera hay que denominarlo, ‘tu vida’.
Pasan veinte años, con la indolencia que suelen tener esas cuestiones.
Y vas y mirás, veinte años después, el frasco.
Te vas a dar cuenta que lo que hiciste no tiene mayor sentido. No sirve, en verdad, de gran cosa. No significa nada.
Lo mismo podría aplicarse, pasados los mismos veinte años, a cualquier otra cosa que hayas hecho. Tu matrimonio, tu trabajo, los entrenamientos de fútbol o las maratones, los cursos de teatro, de fotografía.
Tenés que entender que pasado el suficiente tiempo todo se va a la mismísima mierda. Nada, eso.

6 comentarios:

Anónimo dijo...

Cada vez que leo lo que escribe, Hundred, además de que la genialidad de detalles como "Pasan veinte años, con la indolencia que suelen tener esas cuestiones." Hace que recobre la capacidad de sorpresa, también me asalta una profunda tristeza, la tristeza de lo inexorable, como cuando te pones a escuchar el segundero de un reloj (el tiempo no para, decía Cordera)
Esta mañana, leyendo eso, sentí una tristeza, una desazón... y sin embargo (no quiero aleccionar sobre nada, me lo digo a mí mismo, no quiero perder las esperanzas), mientras veía a mí novia peinar a mi hija para llevarla al jardín, algo volvió a tomar color. Es cierto, es cierto que lo que hoy es importante, triste o maravilloso, deja de serlo después, cobra otra forma. Pero es esa la buena noticia, evoluciona, pasa de grado. Digo, no todo se va a la mierda, simplemente cambia de forma.
(Necesito verlo así. Justo ahora, que todo está bien, que finalmente siento que encontré algo, no me quiero aferrar al fracaso, porque el fracaso soy yo.)

Tamara dijo...

Juan! cuando escribe cosas reales y tristes no se como hacer, como escribir un abrazo para usted, para que todo se transforme, porque en la vida muchas veces todo se va a la mierda, pero es como una dialectica, y se vuelve, todo se transforma dice la cancion de mi amado jorge drexler, algo parecido a lo que ha escrito aqui el anonimo, muy buenas palabras y muy buen ejemplo
le mando un abrazo grande hundred

J. Hundred dijo...

*anónimo! lo que le quiero decir, como probablemente todas las cosas que quiero decir, ya las dijo alguien antes. pero permítame citar al poeta peruano césar vallejo, con aquello de ‘perdón por la tristeza’. es muy bueno su pensar, es la manera correcta, el jueguito va cambiando de pantalla. hasta que, bueno.

*alma! cuando era jovencito escribí un libro de poemas titulado ‘a vos nunca te abrazaron así’. los poemas eran malísimos, pero el título me sigue gustando. yo le agradezco.

Dany dijo...

Me pasé la vida llenando esos frascos. Pero en algún momento dejé de cortarme las uñas para prolongar ciertas victorias. Veremos como termina esto. Un abrazo Juan.

J. Hundred dijo...

*dany! estimado, algunas victorias son vanuccis. lo abrazo.

Lady Antharlet dijo...

Magistral lo suyo. Entro cada tanto a ponerme al día con sus escritos. Un beso.