24.1.15

Para Jonathan, para Micaela


Si te llamás Jonathan sos un pelotudo.
No, en Estados Unidos no, en Estados Unidos está bien. Es normal, eso quiero decir, no importa. A quién carajo le importa cómo te llamás en Estados Unidos.
Pero si te llamás Jonathan y naciste en Buenos Aires, bueno, tu mamá no te quiso. Es claro para mí.
Si te pusieron Jonathan, tu mamá tiene algún retardo. Veía muchas telenovelas, telenovelas mexicanas principalmente, venezolanas también. Tu mamá estaba esperando que le sucediera algo maravilloso, un cuento de hadas, algo que no le sucedió porque le sucedió tu papá, que era corredor de artículos de limpieza por la provincia de Buenos Aires, zona oeste. Tu papá que es hincha de Lanús y sueña con que Lanús juegue la copa Libertadores y le gane al Palmeiras o al Corinthians, de visitante, en Brasil. 
A tu mamá, que nunca hizo un pomo más que mirar telenovelas, le pasó tu papá, que sigue yendo a la cancha. Y después naciste vos, que estuviste a punto de ser Brian, pero fuiste Jonathan, no sé qué es peor.
Nada, no se te va a ocurrir absolutamente nada y no es del todo tu culpa. Tiene que ver con de dónde venís, lo que sos. A veces, pasa que alguien tiene la suficiente fuerza para volantear, torcer su destino. Pero no vos, Jonathan.

Si te llamás Micaela sos una tarada.
Si te llamás Micaela es porque tu mamá creía que ibas a tener inquietudes artísticas, algún profesor de la primaria le dijo alguna vez que dibujaba bien (ella, vos todavía no habías nacido). Después se metió en una banda de rock, en la secundaria, aunque en la banda no estaban muy seguros si querían ser los Beatles o los Rolling Stones, o cantar canciones de Mercedes Sosa o de Víctor Heredia en las peñas donde el vino por lo general es malo pero barato. Se comen empanadas.
Y tu mamá iba a Villa Gesell a vender remeras con estampados de mariposas y flores, y fumaba marihuana con mugrientos artesanos que la cogían en el interior de destartaladas combis o directamente en la playa, de noche, cobijados apenas por la lona de una carpa.
Y tu mamá quedó embarazada mientras trabajaba de moza en un bar de San Bernardo, y no supo muy bien de quién porque ese verano habían venido a tocar muchas bandas y la cogieron, a ella y a otras, entre varios. 
Tu mamá pensó que vos serías la nueva Janis Joplin, que terminarían todos los domingos comiendo un asado en la casa de Spinetta, o viviendo en Buzios, donde el agua es muy fría pero es tan rico el ananá, las ensaladas, el mango.
Así que no importa. Estudiaste computación, y sos vegetariana. Cantabas en un coro que animaba fiestas infantiles, casamientos, después se pelearon por un temita de plata. No pudiste hacer mucho más que eso, Micaela. No te daba.

Si no te llamás ni Jonathan ni Micaela, bueno, es más o menos lo mismo. No parece que vayas a poder hacer gran cosa con tu vida. Somos lo que somos, poco tiene eso que ver con lo que pudimos ser. Es triste, podríamos encontrar múltiples razones, infinitas causas. Tampoco importa mucho cómo te llames.

11 comentarios:

El Demiurgo de Hurlingham dijo...

Me intriga quien es descalificador, si sos vos o es un personaje. En el segundo caso, quien ese personaje, que nombre tendrá.

El de Los 7 delfines se llama Richard pero también se llama Coleman.
Pero un Jonathan Fernández no tiene el menor sentido, salvo para un actor en Hollywood.
Y Brian tampoco lo tiene, menos lo tiene llamarlo Braian, para mantener la pronunciación en inglés.
Y desafiar al medio ambiente, para ejercer el libre albedrío.

Lo de Micaela no le veo tan absurdo, aunque no es un nombre muy bien sonante. La madre me parece menos absurda. Tenía mejores planes que la telenovelera madre de Jonathan y hasta actitud rockera. Los planes se le fueron al total fracaso, pero no siempre se pueden concretar.

Me gusta el tono mal llevado de tu blog.

Anónimo dijo...

En realidad, ¿qué es lo que importa? digo... lo que realmente importa ¿qué es? existe? B.A.

J. Hundred dijo...

*el demiurgo de hurlingham! quedamos así.

*b.a.! le diría, bíblicamente: be still, and know that I am God. su pregunta es por demás válida, pertinente. hace mucho que alguien no pasaba por acá a preguntar algo interesante. pero sucede que la pregunta no tiene respuesta, usted lo sabe. espere, puedo mejorar lo que dije, apenas un poco. quise decir que su pregunta no tiene una única respuesta. si así fuera, si su pregunta tuviera una única respuesta, vivir sería imposible. nadie lo resistiría, gracias por preguntar.

Bob Harris dijo...

El tema es siempre el origen de las cosas.
En este caso la hipótesis es que “ tu vida va a estar signada por el nombre que te eligieron”.
Creo que hay mucho de cierto ya que las premisas de elección del nombre mas o menos también serán las premisas con que te van a criar.
Mi poco entendimiento de la cosa vino de ver como nombramos a los perros. Con ellos nos permitimos la elección del nombre sin mucho remordimiento por el futuro del can, además que nos tomamos licencia para ser “originales y graciosos”
Si el perro se llama Cachuzo, o Paparulo seguro vive la mayor parte del tiempo en la calle, es pícaro, simpático pero le dan de comer salteado y su limpieza es dudosa y un día simplemente no aparece mas.
Si se llama Sultán, Titán u otro por el estilo, además de que demuestra la poca imaginación del dueño, será un perro que pasara la mayor parte de su tiempo atado y se pretenderá de el tareas de guardián, y poco mas que eso, por ende siempre estará agresivo, lo que no permitirá que veamos que en relidad está triste.
Si se llama Jackeline, Ingrid o algo parecido (además de que casi seguro es un caniche u algo así) será histérico/a, se le atribuirán características humanas como inteligencia sobrenatural o “es el único que me entiende”
Y así podría seguir.
Por eso pienso que si te llamas Rodrigo, Adalberto, o Jonnatan no es lo mismo, no puede serlo!


Abrazo

J. Hundred dijo...

*bob harris! hay cierta dificultad en su elaboración. si usted, alguna vez, le hubiera puesto alguno de los nombres que menciona, a un perro, a su perro, bueno. su perro lo hubiera mordido, en la garganta, mientras usted dormía, o los testículos. quiero decir, su perro jamás le hubiera perdonado un nombre así, aunque eso en nada invalida su línea argumental. le mando un perruno abrazo.

Anónimo dijo...

Me enamoré de un Jonathan, una vez. Mi hermana se llama Micaela. Estoy devastada.

J. Hundred dijo...

*anónima! a ver, le cuento. por lo general, vienen aquí casos terminales. quiero decir, este es un sitio visitado, principalmente, por los desesperados, gente sin la menor posibilidad de redención, muchachos que se han extraviado en el camino de la vida, horripilantes mujeres o poseedoras de algún severo trastorno. y aún así, hacía mucho que no veía un caso tan grave como el suyo. es sabido también, que lo mío es curar, es algo ajeno a mi voluntad, tengo ese don. debiera proponerle entonces hacerle, bueno, una imposición de manos. pero sucede, cómo decirlo, usted comprenderá, es un tratamiento algo particular. la imposición de manos que yo suelo practicar le puede resultar un poquito invasiva. hágase mientras tanto una cruz de vinagre sobre las tetas, y vaya pidiendo un turno para el mes que viene. la saludo, soy pura luz.
igual puede darme la mano, cierre los ojos, escuche.

https://www.youtube.com/watch?v=JFLHreVpxEs

Viejex dijo...

Usted siempre es una caja de sorpresas. Si la sorpresa no es en el texto (un poco duro, un poco desolador, como la vida misma, como siempre), aparece en los comentarios. ¿Os Paralamas?...nunca lo habría adivinado, pero que apropiado, Hundred!

J. Hundred dijo...

*viejex! es curioso, llevo algunos años escribiendo, y usted como al pasar, me sugiere que quizás lo mío era tratar de ser dj. usted me señala con infinita sabiduría la senda que transitan personas no sólo valiosas en lo actitudinal sino intelectualmente superiores, como calu rivero y emilia attias. me acerca, por decirlo de algún modo, un plan de carrera, y me deja pensando.

Mr. Kint dijo...

Puede suceder, al menos en mi particular experiencia, que la mayoría de los Jonathans argentinos que conocí eran de familia de origen judío. Imagino que tendrá algún significado hebreo, por ahí debe venir. Aunque puede también que algún un futbolista sub30 tenga ese nombre.
Por lo de Micaela, bueno, no me deja otra que coincidir con usted.
un abrazo

J. Hundred dijo...

*mr. kint! su comentario, debo decirle, es de una pobreza franciscana. y hace juego con mi texto, desde ya. lo abrazo en medio de esta más que absoluta orfandad.