18.12.14

De qué se trata


No, flaquito, estás en bolas, no entendiste  nada. Por eso fracasaste, fracasás y vas a volver a fracasar, no queda otra.
A ver, cuando sos chico, buscás una mina linda, es de lo más normal que busques una mina linda. Tetas, culos, lo que más te guste, lo que prefieras. Una piba que pueda bajar a la playa sin tener que usar un poncho, que se ponga un jean apretadito. Que den ganas de verla en bombacha mientras busca algo en la heladera.
Pero si la chica es linda de joven, significa que fue linda desde siempre. Y eso hará que la piba crea en algo, que el universo le debe algo, a ella, por el mero hecho de existir. Por tener las tetas grandes o paraditas, o un culito firme. Le molestará todo, será una catarata de fastidio. Se quejará del café muy caliente y del helado muy frío, le molestará que repitas otra vez esa ridícula historia de la adolescencia o que le salpiques el cabello con una mísera gota de esperma. Se irá dedicando más y más a defender sus naturales atributos contra el mucho más natural paso del tiempo, será ése el leitmotiv de su existencia. Destino de frustración.
Después de eso, es de lo más normal, buscarás una mujer inteligente. ¡Peor! Muchísimo peor, un error con características de absoluto. Buscarás una piba que haya estudiado filosofía o ciencias de la comunicación, o incluso psicología. Una mujer que lea de corrido y corrija parciales, que de clases o tenga pacientes que dependan de ella. Una mujer que fuma y que sabe con mayor o menor precisión, con un error de no más de diecinueve centímetros, dónde queda su propio clítoris, y quiere hablar de eso, además.
Pero si la mujer es inteligente, si la mujer cree que es inteligente, le parecerá que freír un par de milanesas es una actividad muy menor, pudiendo perfectamente aprovechar ese tiempo para angustiarse por el hambre en Etiopía. Le parecerá que la práctica del boxeo es una machista demostración, un rústico intento por regresar al tiempo de las cavernas. Le parecerá que cuando comés pizza con ajo a la noche, a la mañana siguiente tenés el aliento de un dragón y ella bien podría estar en Paris, tomando un té con leche con Deleuze. 
Lo que hace falta, lo que hay que encontrar pero casi sin buscar, buscar es parte del problema por paradójico que parezca,  es una mujer con algún trauma. Algún defecto físico menor, una leve bizquera, o una fina renguera, o una mancha de nacimiento, en el rostro, una quemadura. Algo que la haya hecho sentir, desde niña, que no habría nada bueno en el mundo para ella. Una mujer que haya sido golpeada un poco por sus padres, o con un no consumado intento de violación por parte de un tío, una mujer que haya sido mordida por un doberman o que haya salido volando a través del parabrisas en un accidente automovilístico. Algo que le haya dejado bien en claro que el mundo puede perfectamente volverse, en el intervalo de tiempo que dura un instante, un espanto, un horror.
Ahí aparecés vos.

9 comentarios:

WOLF dijo...

Juan: Usted ha puesto en letras una de mis más íntimas convicciones... La cual he llevado a la práctica, y funciona.... Lo saludo con empatía

J. Hundred dijo...

*wolf! el texto fue escrito con ánimo de ayudar, de orientar un poco a toda esa juventud maravillosa. es, prácticamente y bien mirado, un instructivo del amor. está, el texto, lleno de espíritu navideño, de compañerismo, de paz y armonía, de buenas intenciones para que la monada no se pierda lo bello de estar en pareja. luego viene una etapa quizás algo superior del conocimiento, si se fija usted bien, si presta atención, la ruta que transitaron el señor lennon, el señor allen, quizás incluso vilas, por poner algunos casos. te buscás una vietnamita, una ponja, de ser posible que no sepa más de tres palabras en tu idioma. medio feucha, que sepa tirar un poco de la goma, y hervir arroz. lo saludo desde inconcebibles alturas del conocimiento.

Mr. Kint dijo...

Coincido totalmente con el espíritu de su entrada, con la lógica de su razonamiento.
Haré la salvedad que tal vez me parece un poco excesivo lo del intento de violación, la mordedura del doberman, la rotura del parabrisas. Aquello de no nos une el amor sino el espanto, quizás no estoy preparado.
Me conformo con que haya tenido algún tipo de sufrimiento menor, como una pequeña cicatriz que le haya marcado su autoestima de pendeja. O que las tetitas le hayan crecido muy tarde, o demasiado temprano. O también algo de esfuerzo, eso ayuda, que haya tenido que laburar, también de jovencita. Alguna pérdida, una enfermedad no tan grave también. Qué sé yo, con eso creo que alcanza para que entienda que el universo entero le debe nada por el mero hecho de existir, que al movimiento de traslación y rotación de la tierra básicamente le chupa un huevo sus dudas, sus virtudes, sus proyectos, sus fracasos.
Aunque a veces no alcanza con pequeños dolores, tal vez ahí es como dice usted y como decía el bueno de Brando "I've seen horrors... horrors that you've seen"
Lo abrazo.

Mr. Kint dijo...

Ah y déjeme sumar a esa lista de notables Yoguis que usted propuso al bueno(?) de Lani Hanglin, ¿por qué no?

Lo abrazo desde vaya a saber dónde.

J. Hundred dijo...

*mr. kint! usted intenta atenuar de algún modo mi aseveración tan pero tan genial, y tan tremenda. busca un gradualismo que le permita obtener de la mujer lo que usted en realidad está buscando (la juventud, la belleza), sin lo que eso trae aparejado. usted, entonces, intenta negociar, quizás una pequeña tragedia en lugar de una tragedia, quizás una ínfima cicatriz en lugar de una cicatriz, la mordedura de un pekinés en lugar de la de un doberman, en fin. usted no sólo no ha comprendido, sino que además, bueno, de algún modo, al no comprender, me ofende. me amparo entonces, como tantas veces, en el venerable ciego, cuando dijo aquello de ‘da lo santo a los perros, echa tus perlas a los puercos. lo importante es dar’. tampoco puedo echarlo, ya ve, no queda casi nadie. lo abrazo con cristiana misericordia.

*mr. kint! no califica.

Dany dijo...

Yo hice el camino al revés, primero la inteligente. Un dolor de huevos. Luego la linda. Peor. Ahora estoy curando alguna cicatriz.....pero me doy cuenta que a mi también me la están curando. Abrazo.

J. Hundred dijo...

*dany! ‘a mí también me la están curando’ sería un bellísimo título para un libro de poemas. o quizás, también, ‘la importancia de la cicatriz’. lo abrazo.

Guille dijo...

Sos un crack.

J. Hundred dijo...

*guille! yo le agradezco la generosidad, la cortesía.