4.6.05
Lo bueno de lo malo (filosofía de furgoneta)
En la fiesta de anoche estuve en presencia de una mujer absolutamente hermosa. Brillaba como un sol a las 18 y 35 en una playa adolescente. Sin embargo, lucía preocupada. Y entonces, con idéntico azar al que se encuentra una moneda, comprendí todo. El poseedor de un don, la belleza en este caso, sabe que de alguna forma lo va a perder. Y ese pensamiento lo atormenta. En tal sentido, la fealdad es un bálsamo. Y la vejez consiste en sentarse y dejar pasar el tiempo de manera indolente, puesto que no se pierde gran cosa.
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