7.6.18

Punto de partida


Está mal desde el vamos, y no es culpa de nadie. Así fue planteado desde un comienzo, a nadie se le ocurrió revisar la cuestión. Una pena, porque la sociedad, la vida en sociedad se estructura, de algún modo, desde ahí. Aquello de ‘no es bueno que el hombre esté solo’, o ‘la familia es la célula básica’, boludeces por el estilo. En fin.
El proceso de seducción, a eso me refiero. Porque para estar con alguien, para irse a vivir o para coger o quizás las dos cosas, primero hay que conocerse. Gustarse, podríamos decir.
Siempre hay una primera cita, eso digo. Incluso en los casos donde te conociste en un boliche si querés, y fuiste a la playa movido por el tornado del deseo, bueno. Hay un día después, y entonces hay una noche después, una primera cena, algo así.
Cuál es el punto, el quid. En esa primera cita, la mujer y el hombre intentarán brillar. Potenciar cualquier positivo atributo, los tengan o no, y ocultar aquello que desprecian de sí mismos, lo que los avergüenza.
Se trata, entonces, de mostrar una versión mejorada de uno mismo, se intenta deslumbrar de algún modo a la persona que se tiene enfrente. En eso consiste, sin excesivas dificultades interpretativas, el proceso de seducción.
Pero no, eso está mal. Allí subyace, es su génesis, el fracaso todo. Lo que se desenrollará con el hilo hecho de tiempo y hará que todo termine en reproche, en odio, en rencor. Para la mierda para ser más exacto.
No puede resultar de otra manera. Pusiste en esa primera cita la vara a una altura que jamás podrás volver a saltar. Aquello que dijiste que eras y jamás fuiste. Aquello que mostraste pero no sos.
Por eso, en lo que a mí respecta, lo que hago en la primera cita es mostrar lo peor de mí, la inmunda alimaña que me habita, el repugnante ser que soy, que me contiene que me envuelve y que me abarca. Si lográs superar ese primitivo asco de ese horroroso comienzo, bueno, podés estar segura que lo nuestro no hará otra cosa que mejorar. Pero puede suceder, está claro y es tan pertinente como apropiado, que no logres soportar ese primer contacto. Y eso creéme, yo sé lo que te digo, es todavía mejor.

5 comentarios:

Yoni Bigud dijo...

Cuando era joven. O más joven. Tenía una novia universitaria que los sábados fritaba las milanesas desnuda, a pedido de este humilde servidor. Cada uno con su librito, no abra juicios, hágame la caridad. Un día, así, sin más, me dijo que ella pensaba que yo era mejor de lo que era. De lo que soy, a qué negarlo. Y que mejor cada marinero a su barco. Entiendo que esto se relaciona, de un modo estrecho y vago a la vez, con esto que usted escribe hoy. En cualquier caso me trajo recuerdos, y eso está bien. Y sí, soy infinitamente peor que mis palabras, y brindo porque ese detalle se revele cada vez más tarde.

Lo saludo con el respeto y el afecto de siempre.

J. Hundred dijo...

*yoni bigud! usted abre una línea argumental de lo más digna. yo decía, escribí, que lo mejor es mostrar el horror de entrada. usted parece sugerir, tratemos que la otra persona se entere lo más tarde posible. es muy bueno saber de usted, me atrevo incluso a preguntarle cómo está. y lo abrazo.

Frodo dijo...

Cargar con la madre de todas las resacas, ir reventado arrastrándose a sacarse la foto carnet de la licencia de conducir, es un buen paso para intentar zafar de los controles de alcoholemia. No es un consejo que yo daría, pero es un buen punto de partida.

Un catalán canta eso de "Bienaventurados los que están en el fondo del pozo porque de ahí en adelante sólo cabe ir mejorando".
Pero claro, un catalán no sabe de promedios del descenso... andá a cantar eso hoy por la zona de Tigre.

Me gusta la línea argumental de Yoni Bigud.

Los abrazo
Salud a ambos

J. Hundred dijo...

*frodo! dijo el superior leonard cohen ‘there is a crack in everything, there is a crack in everything. that’s how the light gets in. nos ponemos de pie, hacemos silencio.

Samain dijo...

"Si lográs superar ese primitivo asco de ese horroroso comienzo, bueno, podés estar segura que lo nuestro no hará otra cosa que mejorar. " <- Es la lógica que uso para la aplicación de maquillaje. Voy, así, crota: remera, jean, zapatillas, pelo atado, peinado con los dedos y a cara lavada...

Oiga, si es cierto lo de su libro de poemas, ¿cómo lo consigo?

Un abrazo fuerte.