21.6.17

Plan de carrera


Necesitaba trabajar. Bueno, en realidad, no necesitaba trabajar, lo que necesitaba era dinero. Pero no sabía hacer nada, no sabía tocar el piano ni robar bancos, así que para ese tipo de personas tan particularmente mediocres, bueno. Lo que se estila es trabajar.
Hice un operativo, mandé doscientos mails, a consultoras de recursos humanos, a empresas. Con que me llamaran, no sé, el 5%, bueno, eran diez entrevistas. Era una posibilidad.
Me llamaron, bah, me respondieron, tres. Una era una empresa de artículos de cosmética, higiene personal. Una multinacional. Yo había trabajado unos años en el departamento de finanzas de una compañía, no sé. Tenía fuerzas en esa época, era joven.
Fui a las entrevistas individuales, primero, después a una grupal. Después me mandaron a un psicólogo, me hicieron tests para chequear si no era un retardado, si podía distinguir los colores, si sabía copiar un dibujito, completar ciertos patrones. Después un chequeo médico, me sacaron sangre, me miraron el corazón y el agujero del culo como si ambas cosas estuvieran unidas por una secreta conexión. Me hicieron pedalear en una bicicleta fija, me hicieron soplar y estornudar.
Todo eso sin haberme dicho con excesivo detalle en qué consistía el puesto de trabajo, cuál era la paga.
Iba, en el proceso, un mes largo. Me volvieron a llamar.
–Mmm, a ver, Juan –dudaba, la mujer. Daba cortos sorbitos a un té de color verde pálido y arrugaba la frente, como si cada sorbito del brebaje le provocara repulsión, alguna suerte de pinchazo interno– ¿Por qué cree que la compañía Garomp Inc. debiera contratarlo?
–Bueno –dije–. Me hicieron pruebas como si fuera a tener que manejar un transbordador espacial cargado de animales salvajes, estacionarlo, el transbordador, entre Júpiter y Saturno, en medio de una tormenta de nieve, para que los animales puedan bajar a pishar supongo. Me preguntaron hasta de qué gusto me gusta el helado, me revisaron el color de los pelos de mis huevos. Sólo alguien tan pelotudo como yo sería capaz de soportar semejantes estupideces para conseguir este trabajo de mierda, así que soy el indicado para el puesto, no tenga dudas. Pero si quiere le puedo chupar la concha mientras usted sigue tomando ese horripilante té. Chupo la concha sin excesiva habilidad pero con singular entusiasmo, con energía. No sé, usted dirá.

6 comentarios:

El Demiurgo de Hurlingham dijo...

Con esa respuesta, el resultado puede ser enviado a la calle con el personal de seguridad, recibir una orden de restricción para no acercarse a tantos metros del edificio.
O una inmediata contratación bajo la supervisión de la mujer que tomaba ese té.

Saludos.

f dijo...

pues ponga pienso y práctica a ese entusiasmo y se convertirá en un eximio (no en un ex simio) cunnilingüista!

f dijo...

le dejo la banda sonora, dele volumen:

https://www.youtube.com/watch?v=j2N_cBWl0aM

J. Hundred dijo...

*el demiurgo de hurlingham! el mundo es de los que saben, me decía siempre mi abuelito. aunque no se refería a nada de esto. lo saludo.

*f! siempre sostuve que el esfuerzo es un pésimo sucedáneo del talento. pero es menester hacer algunas excepciones. lo saludo.

*f! y las manos de todos los negros ahí, dijo el filósofo pablo lescano. lo saludo again.

Frodo dijo...

Uno ya sabe que va a ser así, que si en la entrevista y el preocupacional te rompen tanto los huevos, imaginate (como decia un tocayo suyo al que metaron frente al Dakota) lo que se te viene una vez que estés dentro. Y la nueva costumbre es que después de todo eso te preguntan ¿Y por cuanta guita te bancas la que se te viene? Si decís poco cagaste, si decís lo justo no te llaman más porque algún lameloide Sr. pide menos.

Por suerte existe gente como J. Hundred que descargan su tensión de otra manera.

Lo saludo!

PD: Todavía estoy esperando que "Alfredo" Diarco decida qué piensa hacer conmigo. ¿Me dará una respuesta pasados tres años?

J. Hundred dijo...

*frodo! dijo el señor carlos alberto garcía moreno, cuando solía ser charly garcía: la entrada es gratis, la salida vemos. lo saludo.