7.4.17

Te explico lo que me pasa


Te explico lo que me pasa, lo que me ha pasado desde que puedo recordar, o sea desde siempre. A mí.
Tengo la angustia de los grandes hombres. Ya está, ya te lo dije. ¿Qué más? Nada más, eso.
Tengo, ponele, la tristeza que debía tener Onetti mientras escribía ‘La vida breve’, o después, mucho después, cuando se metió en la cama y se dio cuenta que no iba a poder salir a la calle nunca más. Tengo el nivel de locura que debió tener Bobby Fischer después de ganarle el match a Spassky, después de llevarse el mismísimo imperio ruso a babucha y tirarlo a la remierda y bajar a la calle a tomar un café con leche y darse cuenta que no se podía llegar más allá de lo que había hecho, porque sencillamente ya no había nada más para hacer. Tengo la angustia que debió sentir Maradona Diego cuando se dio cuenta que le dolían las patadas, que le iba a costar levantarse, que Dios le había tocado alguna vez la cabeza como la caricia de una madre pero de repente te vas perdiendo en medio de la bruma para nunca más volver.
Podría seguir, claro que podría seguir. Tengo la angustia, la tristeza, la locura, la frustración, la sensación de la más absoluta falta de sentido que sólo está reservada a los genios, a los grandes hombres que dejan una marca sobre este fatigado planeta. Pero mi vida está plagada de la más anodina cotidianeidad. Me lavo los dientes antes de acostarme a dormir, pago una boleta de gas (no, después de lavarme los dientes no, antes, durante el día). Trabajo en una oficina, los sábados a la noche pido pizza en La Continental. A veces fugazzeta, a veces napolitana con ajo. Envejezco sin excesivas calamidades, fatiga de materiales, decadencia y caída, lo normal.
Sí, qué boludo.

4 comentarios:

Jorge Aureliano dijo...

"El horror de vivir en lo sucesivo"- dijo un ciego.
Para mi esa angustia es tan común (es como una epidemia mundial que la sufre todo el puto mundo) y en cierto momento le llega también a los genios, a los poderosos, a los que lo tuvieron todo y tienen que bajar al lodo en el que estamos todos.
Porque para que otros se puedan colgar, unos tantos tienen que bajar.

Duermo 6hs, laburo 8 (cuando no son 10), pierdo 4 horas en Bondi. Me quedan 6 (o 4) para coger, comer, trotar para no tener que gastar en otro pantalón, mantener mi monoambiente higiénico y en orden, y para sentarme a fumar mientras leo. Me quedo sin tiempo, sin vida y eso me acongoja.
¿Esta angustia la sufren todos o soy un genio?
Ayudeme, Juan, que me quede sin patacones para el psicólogo.
Saludos!!

Frodo dijo...

Y sin embargo tu personaje es grosso Juan. No cualquiera pide en la Continental. El que tengo más cerca debe estar a unos 7 u 8 kilómetros.
Estoy leyendo "Diario de un genio" de Dalí, y tiene declaraciones como esta que Ud. ha expuesto, mezclada con la locura de sus pinturas, con los pedos que se tiró la noche anterior, y con ese amor extraño que sentía por Gala. Ah, eso sí, una inconstancia total ese diario.
Nada, eso, lo estoy leyendo, y tal vez esta noche pida una napo a Don Luis o a Las Canchas.

Abrazo!

El Demiurgo de Hurlingham dijo...

Me parece que te destacas por los giros argumentales en los planteos.
Eso de empezar por los padecimientos de ser un genio a la afirmación de ser un boludo, es todo un giro argumental.
Saludos.

J. Hundred dijo...

*jorge aureliano! patacones, usted ha pintado un óleo, quizás un fresco. lo saludo.

*frodo! se me da por pensar que milo lockett es a dalí lo que el ‘el combustible espiritual’ es a ‘la vida breve’. y este es el momento, fíjese algo que alguna vez le comenté, donde yo levanto mi copa o miro por la ventana o las dos cosas y digo ‘como dijo cortázar, todas las pizzas, la pizza’. lo saludo.

*el demiurgo de hurlingham! dijo el poeta: riega tus plantas, ama tus rosas, el resto es la sombra de árboles ajenos. lo saludo.