24.3.15

Asado


Pablo acaba de chocar con la moto. Iba por la Panamericana, para Pilar. Lo habían invitado a un asado. Es sábado, casi las doce del mediodía.
Maneja motos desde siempre, Pablo, maneja bien. Tiene una Kawasaki 800 nuevita. Va rápido, le gusta la velocidad. El auto de adelante no se da por enterado, no lo deja pasar. No le da bola a la luz, nada. Un Peugeot 208 negro, manejado por un muchacho jovencito, con una chica de acompañante que mueve la cabeza al son de la música.
Como venían más autos, muchos autos, por el carril rápido, tuvo una idea, Pablo. Ni la pensó. Torció apenas, aceleró para pasarlo por la derecha, al Peugeot. Y justo el pibe del 208 tocó el volante también, para la derecha, después de uno o dos minutos de venir haciéndose bien el pelotudo. Ya había acelerado, Pablo, ya estaba acelerando y tocó al Peugeot, no lo pudo evitar.
Toca al Peugeot y se le tuerce la moto. Y vuela, Pablo. Sale despedido hacia adelante. Vuela, Pablo, está en el aire y vuela, a tres metros de altura. Con los brazos extendidos, como si fuera Superman. Una sensación tan agradable, estar en el aire es algo tan cómodo, tan sutil y a la vez tan intenso.
Vuela y es un instante del más puro ahora que dura y se prolonga. Un eterno presente, redondo y brillante como una pequeña esfera hecha de un material todavía no inventado. Y es como dicen, nomás, o como leyó alguna vez. Ve su vida pasar ante sus ojos, un racconto, un compacto, como sucedía los domingos a la noche cuando pasaban el partido de fútbol más importante de la fecha pero encogido, más apretado, sin que pierda su esencia. Lo más interesante.
Ve, Pablo, la peli de su vida, se reconoce perfectamente aquí y allá. La vez que Gabriela le dijo que sí y se fueron caminando del boliche, se fueron juntos a la playa y llovía, cuando volvió a casa y lo estaba esperando Javier aquella vez, para decirle que había muerto su perro, Urko querido, la maestra de sexto grado, tan buena, con esos pulóveres con olor a naftalina, acariciándole la cabeza en el patio del colegio. La vez que fue a coger al puterío de la calle Membrillar y eligió a la chica que tenía una fea cicatriz en la cara. Huele, Pablo, el olor del café con leche y las tostadas, el olor de la cebolla en las hamburguesas de Carlitos en Villa Gesell a las siete de la mañana. Ve, Pablo, ve a Mariana de perfil, despeinada, con esas tetas tan perfectas. Escucha, Pablo, escucha la risa de su viejo como poseído, loco de alegría, cuando Racing empató en el minuto cuarenta y tres y el mundo se volvió un lugar muchísimo más amable, escucha los ladridos, los ladridos de Urko del otro lado de la puerta cada vez que volvía del colegio. Ve a su abuela Estela, caminando muy despacio por el pasillo de la casa, trayéndole un pedazo de pan dulce casero y un vaso de leche a la cama cuando tuvo sarampión.
Huele, escucha, ve. Un pensamiento surca su mente, como un rayo en medio de la noche mar adentro. ¿Ocurrió todo realmente? ¿Lo vivido, fue real?
Entonces toca el piso, Pablo. Aterriza sobre el pavimento con la cabeza y es como si apagaran la luz.

13 comentarios:

Juan Sebastián Olivieri dijo...

Perfecto.
Todo son cinco o seis pancitos en una sopa de eternidad.

El Demiurgo de Hurlingham dijo...

Dudo que valga la pena el haberse apurado tanto para llegar a un asado.
Que lo defino como comer la comida más grasa, más dificil de digerir. Y atragantarse de comida para no decir las palabras que desencadenan una discusión, algo que en algún momento sucede, acentuada por las bebidas alcoholicas.

Tal vez esté influenciado por escuchar a Gilespie, en El falso impostor. Una vez se planteó si no tenía inconvenientes el lograr conquistar a una mujer idealizable como Angelina Jolie. Si una mujer tan especial aceptaría dejar alguna de sus actividades para acompañar a alguien a un asado.

JLO dijo...

tengo moto y mas allá de la anécdota, un relato muy ingenioso y sentido... me hubiese gustado haber tenido la idea... salu2...

J. Hundred dijo...

*juan sebastián olivieri! exacto! ha estado usted preciso como el carajo.

*el demiurgo de hurlingham! a ver, borges dijo alguna vez ‘el fútbol es popular, porque la idiotez es popular’, pero para decir algo así hay que ser capaz de escribir como borges. media provoleta, un pedazo de salchicha parrillera, y un vaso de vino de calidad media, equivalen a 3 o 5 años de psicoanálisis, pueden ayudarlo en momentos muy difíciles.

*jlo! alto, alto! primero habría que ver qué moto tiene. porque quizás usted anda en un mísero scooter, y se cree randy mamola, lo cual sólo puede llamarnos a la piedad, a la ternura. anyway, entre la moto y la idea, quédese con la moto, la moto también está muy bien, yo sé lo que le digo. 1saludo.

WOLF dijo...

Así es la cosa estimado Juan... Desde que se prende la luz hasta que se apaga, en ese lapso, solo hay unos pocos destellos de flash.... muy pocos.
Saludos

J. Hundred dijo...

*wolf! dijo un filósofo alguna vez ‘el hombre es una chispa entre dos nadas’. y a mí me parece tan lograda la forma de expresarlo, tan adecuada la manera, en lugar de tener que decir ‘la vida es un ratico’. lo saludo pleno de fugacidad.

El Demiurgo de Hurlingham dijo...

Sí leíste a Borges, sabrás que mencionaba frecuentemente a los demiurgos, seres que incluyen a la imperfección como parte de su concepto.
Y yo me identifico con esa idea.

Y no me molesta el asado por ser popular. Me irritan más los veganos, no los aguanto.
El tema es cuando el asado está mal hecho, por obra de asador, más dedicado a buscarle peleas ideologicas que en la parrilla.

Me gusta la pizza con gaseosa, ocasionalmente con cerveza.
Y helado de postre no viene nada mal.

Agustin dijo...

Cualquier pelotudes que hayan dicho sobre el asado, y boludeces que desvarián, el punto es que el relato es perfecto.

Anónimo dijo...

¿y los que vivimos con la luz apagada pero sin haber podido volar? Suertudo pablo, digo yo... B.A.

J. Hundred dijo...

*el demiurgo de hurlingham! que nos vaya bien a todos.

*bloggers norte! alto, alto! se siente usted bien? está diciendo que le gustó el relato? por la virgen de itapirubá que llora lágrimas de caipirinha, santa madre de deus, me deja usted preocupado.

*b.a.! a ver, no le digo que haya volado uau, pero aunque sea un poquito tiene que haber carreteado, no? le diría que vivir es conformarse, aunque el bueno de bioy decía que vivir es distraerse. en cualquier caso, uno va descubriendo que vivir poco tiene que ver con lo que habíamos pensado.

Mr. Kint dijo...

Cuánto de Pablo tendrá Juan.
No, no hablo de la Kawasaki 800. No lo veo en eso.

Hermoso, hermoso relato.

otro abrazo

J. Hundred dijo...

*mr. kint! resulta curioso, ahora que lo pienso, que en algún pasaje bíblico no aparezca alguien en una kawasaki. pero sí, claro, cuánto de pablo hay en juan, cuánto de juan hay en mí. un abrazo.

Anónimo dijo...

Que final culminante para una serie de eventos, cuales habrán sido los acontecimientos que hicieron q lo inviten al asado. Cuales las circunstancias que lo hicieron aceptar. Que pasos habrá dado y a que tiempo para estar en esa ruta, en ese preciso momento, eligiendo hacer ese movimiento. Esa serie de eventos, que pudieron dejar una sonrisa eterna en su rostro.