6.5.14

Hablan las flores


El experimento es relativamente simple, no hay complejidad excesiva para su ejecución. Eso es importante, porque si lo que se pretende demostrar se encuentra en inalcanzables alturas del conocimiento, o si se requiriera, para la demostración, de un herramental inaccesible por su costo, complejas maquinarias, bueno, eso dificulta todo. El conocimiento debe ser tan contundente como abordable.
Comprás cuatro flores. Pueden ser cuatro rosas, o margaritas, no sé, vas a la florería y comprás cuatro flores, no importa qué flores, pero cuatro flores iguales.
Ahora bien. Pedís que te corten los tallos, más o menos, para que queden de quince centímetros, o te vas a tu casa, con las flores, y los cortás vos, sobre la mesada, con un cuchillo. Los podés cortar con una tijera, también.
A la noche. El experimento es a la noche. Necesitás cuatro vasos. En uno ponés agua, agua de la canilla, en otro ponés agua, agua que ahora está al natural, pero que previamente fue calentada, como si te hubieras ido a preparar un té o una sopa, algo en el microondas. En el tercer vaso ponés, también hasta más de la mitad, una gaseosa, ponés coca cola. En el cuarto vaso ponés whisky.
Ponés una flor en cada vaso. Listo, eso es todo. Te vas a dormir, es de noche.
Al día siguiente, cuando te despertás, vas y te fijás lo que aconteció con las flores.
Vas a ver las diferencias, qué le ocurrió a cada flor. Eso te va a permitir comprender tantísimas cosas sobre la modernidad, sobre el progreso, sobre el bien y el mal, cuál es la opinión de la naturaleza sobre lo que ha estado sucediendo todo este tiempo. 
Además, si compraste el whisky para llevar adelante el experimento, te queda prácticamente la botella entera. Tenés algo para hacer el resto de la semana, quiero decir, hasta que te anotes otra vez en un megatlón o decidas hacer un curso de fotografía. Seguro se te va  a ocurrir algo.

4 comentarios:

Laura B. dijo...

Soy una lectora sumamente frecuente de este blog pero sospecho que no comenté nunca. Creo que lo que hace que siempre vuelva a leerte es el desconcierto que no cesa cada vez que entro.
Besos van

J. Hundred dijo...

*nausica! hubiera preferido, quizás, que dijera ‘me gusta’. pero el desconcierto también está muy bien, quién soy yo para preferir. sus besos son bienvenidos. la abrazo con desusado pudor.

Mr. Kint dijo...

Hace un tiempo leí que hay un nipón que se dedica a exponer recipientes de agua a ciertas palabras, dibujos, músicas o pensamientos. Luego el tipo saca fotos (sí, porque si hay algo en que son campeones mundiales los ponjas es en hacer experimentos extrañísimos y en sacar fotos) de los cristales y observa cómo se modifican. Nadie se ha animado a hacer algo similar con un Ballantines, ponele, por decir uno que amerite ser utilizado en una prueba de este tipo o cualquier otro que no lo deje al otro día como si lo hubiese pasado un scrum de los All Blacks por la cabeza.
Sí.Hablan las flores. Y lloran las rosas. (https://www.youtube.com/watch?v=ErPY1ZgimgU)

Un abrazo

J. Hundred dijo...

*mr. kint! el experimento que usted menciona, explica algunas cuestiones. explica, for example, por qué entre tantísimas cosas que he querido ser en mi vida, nunca he querido ser japonés. abrazo nipón.