24.5.14

Eso


Te cuento cómo estoy, te cuento lo que me pasa.
Bueno, no, si querés mejor no, no te cuento nada. Pero ya que estás acá, ya que viniste a visitarme. Ya que fuimos a cenar y me decís que no, que de ninguna manera, que no tenés ganas de coger. Bueno, te cuento algo, tampoco vos tenés un pomo para decir, pero eso desde siempre. No es tu culpa, sos así de boboncha, no pasa nada.
Tengo la angustia de los grandes hombres. Eso es todo, ya está, ya te lo dije. 
Tengo la tristeza, ponele, de Charly García cuando se dio cuenta que se venía grande y que no se le ocurrían más canciones. Tengo el dolor, la preocupación, ponele, de Maradona cuando se dio cuenta que sin importar lo genial que hubiera sido, no le daban las piernas, había llegado la hora de retirarse.
Y así podría seguir, pero tampoco quiero aburrirte. Tengo los nervios destrozados como debía tenerlos no sé, Steve Jobs, antes de sacar el iphone a la venta. Tengo el terror que debió tener Christopher Reeves cuando se cayó del caballo y le dijeron que no se iba a poder mover nunca más, Superman las pelotas. Tengo la abrumadora sensación de responsabilidad de un General que sabe que debe atacar y se perderá la vida de cientos de soldados. Tengo el stress de alguien que sabe que al día siguiente juega la final, el partido para el que se preparó toda la vida.
Pero mi vida en sí, vos me conocés, es de lo más normal. Tengo un departamentito en Almagro, trabajo hace más de diez años en la misma estúpida oficina, viví con Alicia un montón de tiempo, sí, cogíamos, claro que cogíamos, los domingos a la mañana. O los viernes.
Para resumir, mi vida es la de un pelotudo de lo más tradicional, monótona, sin el más mínimo sentido, cero creatividad, aburrimiento total. Pero tengo todo lo malo, las secuelas que sólo pueden tener quienes están en las alturas de la creación, en la alta competencia, o quienes conducen los destinos de miles de personas.
Sufro como sólo sufren los sabios, los genios, los grandes hombres, cuando en realidad debiera tener la tranquilidad de quien sabe que no ha hecho con su vida nada de nada. Tomo mate cocido, espero que Argentinos Juniors salga campeón, veraneo una quincena en Necochea.
Extraña patología la mía. Sí, ya sé, qué boludo.

7 comentarios:

Anónimo dijo...

yo lo entiendo, tampoco hice nada de mi puta vida.

Yoni Bigud dijo...

Ah sí... el triste don de vivir con la conciencia exacta de las propias limitaciones. La tragedia del hombre al que, por alguna razón, quizá ensañamiento, quizá un simple olvido, la vida le ha negado esa cucharada de generosa ignorancia que todo boludo merece y necesita para ejercer en plenitud.

Lo saludo, como es habitual, con inconmensurable respeto.

J. Hundred dijo...

*salomé! permítame citarle las palabras de aquel noble riojano, una de las pocas personas que ha logrado emocionarme al escucharlo hablar en público: estamos mal, pero vamos bien.

*yoni bigud! una finura de su parte. porque usted, en este caso el damnificado, habla de ‘ensañamiento’, y casi al instante volantea, en la misma frase, para hablar de olvido, para aceptar que quizás alguien, el que estuviera preparando una de las tantísimas sopas, tan solo omitió esa ‘cucharada’ (nunca mejor empleada la palabra, el término) que hubiera logrado que la receta funcione. que el sabor fuera diferente. ser parte de un error, vivir con eso. lo saludo con admiración.

Serendipity dijo...

exquisitamente expresado, admiro su locuacidad, no solo para narrar historias sino para expresar sentimientos por escrito!

J. Hundred dijo...

*serendipity! si me hubiera preguntado algo, algo sobre mi manera de escribir, le hubiera respondido que estoy dejando la piel del prepucio en cada post. lo que, bien mirado, equivale a decir que estoy escribiendo, bueno, con la poronga. usted lo llama ‘locuacidad’, son puntos de vista. la saludo con cariño.

Mr. Kint dijo...

Y está muy bien, si no vamos a coger es válido meditar en voz alta sobre llamativas patologías.

Me gustó lo suyo. También me pareció muy bueno lo de Bigud. Espero que no se ponga celoso, haga de cuenta que le digo que ud. está contagiando o por qué no salpicando aquí y allá un poco de su reconocida genialidad.
Un abrazo para usted.

J. Hundred dijo...

*mr. kint! el señor bigud estuvo brillante. yo, se ha vuelto mi patética costumbre, hago lo que puedo. lo abrazo.