10.7.21

Primer acto


Mañanas donde me emociona hasta las lágrimas ver un perro que mueve la cola, tan feliz como sólo un perro podría estarlo. Mañanas donde me emociona ver a una madre en una esquina, pasando los dedos por entre los cabellos de su hijo que se dirige al colegio aún sin saber si está dormido o despierto. Mañanas donde me emociona ver que un auto se detiene para permitir que un anciano de bastón termine de cruzar la avenida sobre la que se ha lanzado ignorando las mínimas normas de tránsito.
En minutos nomás, el perro morderá al niño en el rostro deformándolo para siempre, el taxi atropellará al anciano y la sangre de su cráneo burbujeará en ocre por lo que dura un instante sobre la senda peatonal, la madre del niño lanzará un aullido infinito hasta que un rayo o la policía consiga que se calle pero que de ningún modo entienda qué fue lo que pasó.
Es como si la realidad te sugiriera que mejor vayas a laburar, que hagas algo, que ni se te ocurra andar por ahí emocionándote.

4 comentarios:

José A. García dijo...

Las emociones son para los débiles. Hay que ser como una piedra, que si la tirás contra un vidrio lo rompe sin lamentarse, sin llorar, sin preocuparse por la pila de mierda que encontró cuando cayó del otro lado.

Saludos,
J.

J. Hundred dijo...

*josé a. garcía! mi padre me dijo una vez ‘quiero que seas tan duro que cuando te caigas en la calle se rompan las baldosas’. ahora a la distancia sé que el método no funciona, pero entiendo por qué me lo decía. saludos.

José A. García dijo...

Por toda la ciudad hay baldosas de mala calidad, sin dudas sabía lo que decía.

Saludos,
J.

Frodo dijo...

Por eso no puedo leerlo seguido. Por emocionarme y no fichar.