28.2.21

Aguas profundas


El problema de encontrarte con alguien veinte años después, después que lo conociste, a ese alguien, es que no queda nada. Vas y buscás en su rostro algo de la persona que fue pero no, no hay nada ahí. Y es físico pero no es sólo físico. Es físico, claro, por supuesto, porque la persona a la que conociste no sé, a los quince o veinte años ponele, fue arrasada por el twister del tiempo. Los atributos físicos, algo que hacía brillar a la persona, la frescura por decirlo de algún modo, no está más. Pero pará, se pone peor. Sigue. Las convicciones, los puntos de vista, cualquier cosa que haya tenido de original la persona en cuestión, las ambiciones, los anhelos. Nada, cero, kaput. La persona habla ahora del precio de las naranjas, de yogures para cagar como un colibrí, de bicicletas fijas o de cambiar el auto. Alguien saca y exhibe una foto de una playa donde estuvo de vacaciones alguna vez, una semana como mucho, hace tres o cinco años. En la foto sacada con un teléfono celular y una notable falta de pericia puede verse algo de arena y un par de escuálidas palmeras.
Y listo, no mucho más que eso. Nada queda de la persona que conociste, cuando fue interesante quizás conocerla, hace tanto tiempo.
Para eso es que la gente intenta reunirse con los compañeros de la secundaria o de la universidad, se buscan en facebook o en instagram o hacen grupos en twitter y arreglan para verse con antiguas novias o con los muchachos del equipo de Handball del Club Italiano.
No pueden creer lo que ven cuando se ven, a la mañana frente al espejo. Necesitan confirmar que Dios no se ha ensañado en particular con ellos.

8 comentarios:

José A. García dijo...

Siempre que salgo uso lentes de sol (aunque no lo haya), así cuando existe la posibilidad de cruzarme con alguno de esos extraños seres que fueron pero ya no son puedo no verlos o cruzar en la esquina anterior.
Suerte será que lleguen a encontrarme en algún red antisocial.

Para cagar como un colibrí es bueno el...

Saludos,

J.

Alberto Arenas dijo...

Buenos días Hundred. Siempre me he jactado y me siento orgulloso de no ser parte de las redes sociales. No tengo Facebook, Twitter ni Instagram. Tampoco me seducen las modas ni los lugares altamente frecuentados por la mayoría de los mortales.
Tal vez me gusta suponer que los encuentros deberían darse de otra manera.
Tal vez adivino que quienes buscan inexorablemente ese tipo de situaciones, quizá lo vivan como un desesperado intento por volver el tiempo atrás, aunque mas no sea por un rato.
De todas maneras, ya lo dijo Neruda: "Nosotros, los de entonces, ya no somos los mismos"
Le envío un caluroso y atemporal saludo.

Anónimo dijo...

Hacía un tiempo que no lo visitaba, y leyendo "Aguas profundas" me doy cuenta que debo haberme perdido algunas (no muchas, no crea) joyas suyas. Me impactó el tema por lo real del asunto además de la calidad del escrito. Y disculpe le voy a romper un poco las pelotas, pero quiero contarle que busqué a un compañero de militancia y gremialismo de hace mil años, Un tipazo, contenedor, comprensivo, buen amigo, y encima pintón. Y lo encontré a través de esas empresas que buscan personas. El y su familia quedaron asustados por como lo ubiqué. Mandó a alguien a San Luis a espiarme, por dios!
Hace poco me metí en facebook para encontrarme con compañeros del colegio de la provincia en que me crié. Y lo logré. A la semana de contactarme con 5 o 6 de ellos/as transformados en nazis hizo que bloqueara a todos y me diera de baja de esa red.
Bueno, nada, tenía que contárselo a alguien, y Ud. estaba cerca.
Abrazo
Alberto Baru

J. Hundred dijo...

*josé a. garcía!
no trates de encontrarme
no salgo ya a ninguna parte
me gusta caminar por mi mansión…

cantaba el señor juanse antes de transformarse en otra cosa, cuando no quedaban dudas que era el mismísimo mick jagger argentino. el tiempo es veloz, dijo david lebon y le entró a pata villanueva como un desesperado. nos vamos yendo y no sabemos qué hacer con eso, creo que eso es lo que nos pasa. lo saludo.

*alberto arenas! lo que usted comenta yo solía decirlo de una manera algo más coloquial. ‘la gente me repugna’, así solía decirlo, pero después eso también se te va pasando. lo saludo.

*anónimo alberto baru! primero lo primero: estoy perdiendo la magia, usted lo sabe, yo lo sé. pero como dijo alguna vez en un reportaje el señor ‘chano’, totalmente puesto: escribo canciones porque no sé hacer otra cosa. lo demás, lo que usted nos cuenta de cómo fue a buscar a un pibe con el que había jugado al bowling en 1978, bueno, tampoco reviste mayor relevancia. quiero decir, la historia que usted nos acerca tiene el vuelo de un perro salchicha. en cualquier caso me alegra saber de usted, y lo saludo, claro que sí.

Anónimo dijo...

"...un pibe con el que había jugado al bowling en 1978..." me encantó.
Alberto Baru

Lanita dijo...

J.H.,

Vengo a leerlo cada vez que me siento triste, desmotivada, no sé... creo que con el mismo fin que la gente busca encontrarse con compañeros de la secundaria... para sentir que la vida no se ha ensañado solo conmigo. Lo puedo sentir en sus palabras, en sus textos. Mi problema, me he dado cuenta, es que cada vez vengo a leerlo más seguido. En fin... Saludos,

J. Hundred dijo...

*anónimo alberto baru! lo del vuelo de un perro salchicha también es una bellísima imagen. lo saludo.

*lanita! y de pronto, de tanto ver gente que está tan pero tan mal, se va dando cuenta que se siente mejor. no deja de ser curioso ni tampoco es motivo de orgullo, pero funciona también. la saludo.

Frodo dijo...

Yo lo conozco a Ud, he visto videos suyos de 12 o 13 años hace.
Ojalá algún día de estos lo cruce por Triunvirato y Olazábal, o por el Microcentro, y así confirmar que tan cínico puede ser ese Dios del que usted nos habla.

Salud