20.12.20

Tu noción de Dios


Tenés que creer en algo, si no es peor. Quiero decir, estás ahí en medio de la vida, si no creyeras en nada, en la existencia de una fuerza superior, estarías absolutamente desesperado. Perdido.
Necesitás una noción del bien y el mal, necesitás un mundo donde haya premios y castigos. Lo otro sería anomia pura, un caos. Sería peor.
Pero es justamente en lo que acabo de decir donde subyace la dificultad, anida el problema.
Porque te acercás a la religión, no sé si llamarlo espiritualidad, para mí espiritualidad y religión son dos cosas bien distintas. Te acercás a la religión, entonces, decía, con actitud negociadora. La misma actitud con la que te manejás, de manera más o menos solvente, en el resto de los rubros del horóscopo que componen aquello que podríamos denominar, si de alguna manera hay que llamarlo, tu vida.
Te acercás a Dios, entonces, a tu noción de Dios, a negociar. Estás dispuesto a ser devoto o incluso a penar, siempre y cuando te cumplan del otro lado del mostrador con su parte del trato. Podés hacer tal o cual sacrifcio, pero pedís. También vas y pedís. Que alguien se salve, un familiar, o que te aumenten el sueldo, o que Atlanta salga campeón, en fin.
Lo importante es que está todo mal desde el vamos, es errónea la línea argumental. Porque si negociás con Dios, si prometés hacer tal o cual cosa si te ayuda con tal otra, bueno, confundís justicia divina con tu conveniencia personal. Te parece que Dios debería no sólo entender, sino estar de acuerdo con que tu señora no te deje, tu perro no se muera, con que tu auto no choque, con que te hagan un descuento para una quincena en Necochea.
No sólo pretendés negociar. Estás dispuesto a mostrar que cumpliste tu parte, que hiciste esto o aquello y tenés crédito, es mucho más lo que hiciste que lo que reclamás. Sería muy injusto que aquello que necesitás no suceda. Estaría mal.
Y no te das cuenta que nunca se trató, la cuestión, de ver para creer. Y ni siquiera se trata de creer para ver, porque sería como pagar un servicio por adelantado. Es mucho más complejo.
Hay que creer y no esperar, creer y no ver. Hay que creer por el solo hecho que el mundo sería mucho más triste si no creés en nada. Creer porque no se te ocurre nada mejor para hacer, creer por creer.

2 comentarios:

Frodo dijo...

A usted le pegó muy mal estas navidades. Lo siento mucho.
Le recomiendo un buen Baron B y una película bien pelotuda del estilo El regalo Prometido.

Salud!

J. Hundred dijo...

*frodo! sus palabras en esta triste oportunidad, en esta por demás olvidable ocasión, lo que dice y cómo lo dice obligan a la piedad, a la ternura. lo saludo.