20.7.18

Cómo vamos a parar el agua


Tuve un sueño, no me quiero extender demasiado. El sueño fue más o menos, siempre más o menos porque mi vida es más o menos, así.
Yo estaba durmiendo, o recostado, y me venía a buscar alguien. Alguien pero no sé quién, podía ser una chica que salió conmigo en la adolescencia, podía ser el portero de un edificio donde había vivido hacía algunos años, no lo sé. Y yo me paraba y lo acompañaba, desde la habitación. La habitación era la habitación donde estaba durmiendo en realidad, o sea, la habitación donde estaba recostado afuera del sueño y la habitación donde estaba acostado en el sueño era la misma habitación.
La persona me guiaba hasta la cocina, yo la seguía. Pero la cocina no era la cocina del departamento donde estaba viviendo, la cocina era la cocina del departamento donde viví cuando era niño, con mis padres. Tenía un mueble de cocina, la mesada, y unos azulejos amarillos muy pálidos, muy claritos. Supongo que era lo que se ponía en las cocinas en esa época.
Y entonces la persona, una ex novia o el portero, señalaba hacia la pared, bastante alto, a los azulejos. Y yo veía dos, no, tres. Salían, de la pared, chorros de agua. Fuerte, chorros de agua ininterrumpidos que caían sobre la pileta de la cocina, sobre la mesada, sobre el piso. Empapándolo todo.
Y entonces yo hacía un gesto. Yo estaba en shorts y remera, como suelo estar en casa, y hacía un gesto. Un gesto que algunas veces hacía mi padre, que le vi hacer a mi padre en momentos trágicos de su vida. Cuando volvimos a casa un domingo y nos habían entrado a robar y nos habían robado todo, o cuando le anunciaron que mi mamá se tenía que operar, que estaba muy enferma.
El gesto era agarrarse la frente, con una mano. Toda la frente, y mi padre era bastante pelado, tenía una frente muy amplia. Yo también soy así.
Eso entonces, ocurría en el sueño, hacía el gesto, el gesto de mi padre, de agarrarme la frente con una mano. Y en el sueño dije: cómo vamos a parar el agua.
Y entonces me desperté.

8 comentarios:

Alberto Arenas dijo...

Buenas Hundred. El título de su obra o su consecuencia "Nos tapó el agua", es una metáfora que se nos presenta infinidad de veces a lo largo del camino,casi siempre haciendo alusión a situaciones adversas, a las que con el tiempo nos vamos resignando.
En este relato en particular, quiero hacer una mención especial a la figura de su padre, a quien tengo la sospecha de conocerlo de varios escritos anteriores, y quien me parece debe haber sido un sujeto de lo más interesante.
Lo saludo con una reverencia muy difícil de evidenciar desde el teclado.

Lu dijo...

El sueño entero tiene ese especial gusto a pesadilla, sobre todo la parte en la que señalan alto, sin decir nada.. Sentí ese miedo puro que se siente cuando en el sueño hay algo que nos da terror, algo que fuera de contexto no sería siniestro en absoluto.

Siempre es un placer leerte, Juan.

J. Hundred dijo...

*alberto arenas! mi padre era una persona extraordinaria, y como usted sin dudas sabe bien, parafraseando al viejo buk ‘y no hay nada más terrible que demasiado tarde’. lo saludo.

*lu! tengo que confesarle algo. el miedo puro al que usted hace mención, a veces lo siento en sueños, y a veces en eso que podríamos denominar ‘la vida real’. le agradezco, lo/la saludo.

Frodo dijo...

No recuerdo el gesto, pero si recuerdo que en casa (la de mis viejos) entraron a robar un domingo -tal vez sábado-, doblando la reja de una ventana del patio del fondo por la que cabía un niño, tal vez una persona pequeña. Parece que llegamos justo porque apenas alcanzaron a llevarse una plancha y otros objetos pequeños de escaso valor.
Vd. toca temas universales de una manera genial.
Lo saludo con un gesto, tal vez el mismo que el de Alberto Arenas, tal vez otro.

J. Hundred dijo...

*frodo! creo que fue el señor tolstoi el que dijera aquello de ‘pinta tu aldea y pintarás el mundo’. después vino el señor torres y dijo ‘pintarse la cara color esperanza’, pero para mí no era lo mismo, para mí era otra cosa. para no aburrirlo, para resumir: he pintado alguna que otra superficie con la palabra, y con la chota también. lo saludo.

José A. García dijo...

Me quedé pensando en que no conozco los gestos de mi padre.

Gracias por deprimirme.

Suerte,

J.

Jorge Aureliano dijo...

Esta entrada me recordó al cuadro de Courbet,El desesperado.
Gracias Juan por pintar lo que yo no puedo.

J. Hundred dijo...

*josé a. garcía! si no recuerda algún gesto de su padre, puede que ya se haya convertido en él. lo saludo.

*jorge aureliano! si mal no recuerdo, cuando empecé este precario espacio el título iba a ser ‘ejercicios de frustración’, o mejor aún ‘desesperaciones’. después me pareció que debía ser, el título, reflejar de algún modo lo que soy, lo que me pasa. lo saludo.