21.7.17

Ahora mismo


–Es de algún modo curioso –dije–. Nos aferramos de una desmesurada manera a todo aquello que ocurrió, aunque sería mejor decir que nos ocurrió. Y omitimos que transcurrido el hecho, si uno mira, por decirlo así, hacia atrás, todo aquello que nos sucedió, y aquello que no nos sucedió, se disuelve en un indiferenciado magma. Lo que equivale a decir que mirando hacia atrás, en el territorio del recuerdo ya despojado de todo presente, lo que ocurrió y lo que no ocurrió pasa a estar constituido del mismo material. Y si te fijás, si levantás la vista quizás hacia adelante, hacia lo que podríamos denominar el futuro, bueno, también sucede algo similar. Porque hacia adelante entonces, en el territorio de la potencialidad más pura, todo aquello que podría pasar y lo que podría no pasar de ninguna manera, nace del aquí, coexiste y se superpone, permanece como una oculta combinación de dados que se agitan dentro de un cubilete que todavía no fue lanzado. Repasemos entonces, lo que fue y lo que no fue, una vez transcurrido, se transforma en un indiferenciado todo hecho del mismo material. Y lo que está por ocurrir en el futuro está hecho de una nada que es lo mismo, hasta que el presente decida por un instante picar el boleto hecho de la más pura nada y transformar algo de esa nada en presente y ahora, y deje pasar un momento de otra nada, deje que esos momentos salten el molinete del presente sin el menor registro y se pierdan para siempre en la multitud hecha de crudo pasado. Y hay algo más, todavía. Y es que lo que no pasa, lo que no ocurrió y que tampoco va a pasar, supera en escalofriante infinitud a lo que sí ocurrió u ocurrirá. Quiero decir, nunca es proporcional ni equilibrado, porque por cada cosa que ocurrió dejaron de ocurrir mil, por cada cosa que ocurrirá no ocurrirán muchísimas más. La proporción de lo que pasa con respecto a lo que no pasa es de una insignificancia que roza la crueldad.
–Bueno, Juan –dijo ella, dio un sorbo a lo que quizás era un daiquiri, quizás era un mojito, y se pasó una mano por el pelo–. No alcanzo a entender del todo por qué me decís esto.
–Para coger –dije yo–. Quizás si logro confundirte un poco después te garcho.

6 comentarios:

f dijo...

y hemos dicho cosas peores...

El Demiurgo de Hurlingham dijo...

Todo lo que hace el hombre es para conquistar a las mujeres. Una frase atribuida a Alejandro Dolina.

Anónimo dijo...

Por mucho menos yo entrego.
saludos y suerte!

J. Hundred dijo...

*f! como dice el bellísimo slogan de AA: ya hemos estado ahí. lo saludo.

*el demiurgo de hurlingham! estimado, qué puedo decirle. ah, sí, que nos vaya bien a todos. lo saludo.

*anónimo/a! eso espero. la saludo.

Frodo dijo...

Voy a intentar poner en práctica este truco que hoy, gratuitamente, me ha enseñado.
Sus palabras me llevan hacia nuevos horizontes, a dimensiones por conocer.

Ud. está bebiendo de los mejores cócteles de la poesía argentina. sospecho que anduvo por aquellos pasajes del gran poeta bahiense Zambayonny, que reza en su estribillo:
"Averigua si cojo mucho
Averigua gua gua gua gua"

Ud. es un genio. Lo abrazo.

J. Hundred dijo...

*frodo! más que zambayonny, yo le diría que lo mío es granizadi di chocolati. pero bueno, son las cosas que me divierten a mí. me despido con las palabras de aquel noble riojano: a triunfar, a triunfar. y lo abrazo, claro.