10.8.21

Dormido


Soñé que caminaba por Bélgica, sí, por Bélgica, no, no sé qué calle. Y me encontraba con una chica que conocí hace muchos años. La chica me contaba que estaba por hacer una exposición, una exposición de sus fotografías. Las fotografías eran de porongas, de porongas que ella había degustado por decirlo de algún modo. Porongas con las que había tenido alguna clase de interacción. Era de un período particular de su vida, la muestra, una retrospectiva. Iba a exponer unas treinta porongas en una sala de un importante museo de España. Tenía almacenadas más porongas, o mejor dicho más fotografías, para próximas exhibiciones. Entonces yo le preguntaba si las porongas, las porongas de las fotografías, estaban paradas, lo que no quería decir necesariamente de pie, o en posición de descanso.
–¡Ves, ves cómo sos! –Me gritaba ella, y se largaba a llorar desconsolada.
Después soñaba que estaba en El Cuartito, comiendo una pizza con un amigo. Mientras comíamos una chica de fugazzeta, mientras tomábamos una Isenbeck de litro, mi amigo me explicaba que el mundo no daba más. Que estaban contaminando los mares y los ríos, las capas más profundas de la tierra. Y por lo tanto no había escapatoria. Te comías un tomate y el tomate tenía polonio como para construir una bomba atómica, y nicotina como si te hubieras fumado dos paquetes de parliament. El agua, te tomabas un vaso de agua y era equivalente a tomarse un vaso de lustramuebles. Los laboratorios más importantes del mundo habían inventado unas tabletas que reemplazaban la ingesta de comida. Lo único que tenías que hacer era tomar una tableta por día, en poco tiempo se dejaría de usar la comida. Lo que se estaba discutiendo era si las tabletas tenían que ser redondas o cuadradas, no lograban decidirse. Yo le decía que sí claro, asentía con la cabeza (¿con qué querés que asienta, con la poronga?) mientras me servía otra porción, el queso chorreaba un poco sobre el plato, sobre un pedazo de fainá a medio comer. Una cosa bella es una alegría para siempre, dijo el poeta.
Después soñaba que era piloto, era piloto de Fórmula 1. Iba manejando, era la última carera y yo todavía tenía posibilidades de salir campeón. Iba a más de trescientos kilómetros por hora y decidía no sacar el pie del acelerador, agarrar las curvas y que fuera lo que Dios quiera. Había estado esperando ese momento, esa oportunidad para ser campeón del mundo. Toda mi vida. Entonces me tocaban el hombro, una sensación. Sentía algo extra. Y de atrás me decían ‘flaco, tenés que poner más fichas’.
–Juan, ¡Juan! –Mónica me zamarreaba un poco, pero con cariño.
–Eh. Sí –dije.
–Estabas soñando, Juan.
–Sí –Dije otra vez.
–Son las siete, voy a hacer café –dijo Mónica–. Después me tenés que explicar por qué cuando soñás tenés carita de contento. No sé, cuando estás despierto no te pasa.

5 comentarios:

Alberto Arenas dijo...

Yo pienso que lo que Monica (al igual que un par de mujeres con las que tuve el desacierto de compartir mi vida) no puede comprender, es que cada quien es feliz donde quiere.

"Sueña el que a medrar empieza
sueña el que afana y pretende,
sueña el que agravia y ofende
y en el mundo, en conclusión,
todos sueñan lo que son
aunque ninguno lo entiende..."

Abrazo grande, Hundred!

J. Hundred dijo...

*alberto arenas! el criterio es la alegría. no importa si tiene mucho que ver con lo que estamos hablando, aunque tiene todo que ver con lo que estamos hablando. lo importante es que me gusta esa frase desde hace varios años, y es probable que sea mía. un abrazo para usted.

José A. García dijo...

¿Y si tenías cara de feliz para que carajo te despierta?
Siempre arruinan todo.

Saludos,
J.

Frodo dijo...

Todos tenemos ese amigo con el cual compartir una pizza con fainá y una birraen El Cuartito, y que sabés que se pondrá apocalíptico, pero sin arruinar la cena, ruido de fondo.

Si, no tiene nada que ver con la idea central de su relato, pero me gustó esa tangente.

Lo abrazo, no se si feliz. No creo. Contento, tal vez.

J. Hundred dijo...

*frodo! apocalíptico pero sin aruuinar la cena, eso está muy bien. saludos.