14.10.17

Todos los fuegos el fuego y dame dame fuego


Entre tantas cosas que tengo, entre la caspa y el odio tengo una hermana, mi hermana F. Mi hermana se casó joven, armó una familia. Su marido se llama M. Se casaron, dije, y comenzaron a remar la precaria canoa de sus vidas. Vino un hijo, y después otro más. Mi hermana F. se ocupaba de las tareas de la casa, mantenía impecable el pequeño departamento sobre la calle E, hacía las compras, cuidaba a los chiquitos que todavía eran casi bebés. M. trabajaba como un loco, tenía un local de venta de artículos de limpieza, pero sabía que no era suficiente y abría otro más, compraba un departamento hecho pelota, lo reacondicionaba y lo volvía a vender, sentía que tenía la fuerza de un coloso y la Argentina era pura oportunidad, o eso le parecía a él.
M. y F. soñaban con cambiar el auto, con ir de vacaciones a Brasil, tener es lo más parecido que se inventó a ser, mientras todos somos llevados por la cinta transportadora de la vida hacia la mismísima mierda sin excusas. Después de todo algo tenés que hacer mientras estás vivo, no se debe juzgar con excesiva dureza.
Debía ser martes.
Eran más de las ocho de de la mañana pero no las nueve todavía. M. ya se había ido a trabajar, F. tomaba un par de tibios mates mientras empezaban a despertarse los chicos, había que arrancar con la rutina de todos los días. La señora de la limpieza había empezado con los baños.
Y entonces F. sintió olor a quemado. Podía ser algo sin importancia, pero no, abrió el ventanal y se asomó al balcón. Humo, humo negro, el contrafrente se teñía de un gris oscuro. Alguien de otro piso gritó ‘¡Fuego!’. Venía de arriba, costaba respirar.
F. se asustó. Abrió la puerta del departamento, pero era peor. Venía humo del pasillo, de todos lados. Se oyó un portazo y más gritos, F. se dio cuenta que estaba asustada. Llamó por celular a M. Gritaba. Un incendio, le decía, no sé qué hacer. Y M. le preguntó por los chicos.
F. le dijo que los chicos estaban bien, que todavía dormían, que iba a intentar bajarlos a la calle por las escaleras y esperar en la vereda, porque el fuego parecía venir de arriba.
Y entonces F. se dio cuenta que no había escuchado bien, porque mientras iba y venía por el departamento, mientras se terminaba de poner un jean volvía a escuchar que M. le preguntaba por los chicos, por los chicos, pero no.
–¡Los cheques! –gritaba M. del otro lado de la línea– ¡Bajá los cheques!

7 comentarios:

Frodo dijo...

No puedo más que terminar mi vermutcito con maníes y tararearle el riff al ritmo de "shake it, shake it, shake it"

Lo abrazo.

El Demiurgo de Hurlingham dijo...

El título es magistral y lo que escribiste está a la altura del título.
Me gusta la aparición de tu hermana como personaje.
La aspiración del ascenso económico puede llevar a esa forma de pensar, esa desesperación por los cheques.
Te concedo el título de Maestro del Giro Argumental-

José A. García dijo...

Prioridades que le dicen, ¿no?

Por algo nunca me casé (creo).

Saludos,

J.

Jorge Aureliano dijo...

Me recuerda a una escena de una película (perdón por el mal gusto en cine) llamada "Año Bisiesto"...
Es más o menos asi: en la fiesta de compromiso la novia activa la alarma de incendio para poner a prueba al novio, quien, sin dudarlo sale corriendo en busca de ciertos objetos costosos. La novia quedó sola en medio del salón sin nadie que vuelva a buscarla.
Quizás la conté para el ojete, pero en cambio usted Juan sí supo como hacerlo, otra vez con una genialidad!!
Lo apluado.

J. Hundred dijo...

*frodo! in my beginning it’s my end, dijo t.s. eliot, o josé antonio chamot, no recuerdo con exactitud. lo abrazo.

*el demiurgo de hurlingham! como dijera el venerable ciego, como yo no me canso de repetir: Dios es más generoso que los hombres y los medirá con otra medida. 1saludo.

*josé. a. garcía! toda la gente que conozco que está sola quisiera estar acompañada, toda la gente que conozco que está acompañada quisiera estar sola. no deja de ser curioso. 1saludo.

*jorge aureliano! estimado, si puede, si tiene tiempo y ganas, vea la película ‘force majeure’, sobre una familia que va a esquiar. toca estos temas infinitamente mejor que cualquier cosa que pueda yo decir. lo abrazo.

Alelí dijo...

La cinta transportadora de la vida, nos lleva a la muerte o ya estamos muertos y llegando al horno cenizas al viento?
Me reí fuerte.
Beso

J. Hundred dijo...

*alelí! si la hice reír, entonces quizás mi paso por la tierra esté de algún modo justificado. la abrazo.