Pienso en coger. O sea, quiero coger. Quiero coger, y pienso
en coger, todo el día. En este momento estoy pensando en coger, porque quiero
coger, claro. Lo único que me interesa es coger, debe ser, supongo, por todo lo
que no cogí de chico. Escuela de la carencia, podríamos denominarlo. No puedo
parar de pensar en coger, por todo lo que me gusta coger, y por todo lo que no
cogí. Como si mis ganas de coger pero no de ahora, de siempre, estuvieran junto
a mí, envolviéndome como una frazada. Mis ganas de coger forman mi aura.
Quiero coger. Mientras desayuno en un bar quiero coger,
mientras espero que llegue el subterráneos quiero coger con alguien, con
cualquiera, en el andén, mientras me arreglan una muela pienso en coger, con la
dentista, mordisquearle un poco los pezones con mis cariadas muelas.
Quiero coger. Con chicas jovencitas que trotan por el parque
usando calcitas apretadas. Cogerlas, meterles la nariz en las vaginas y olerlas
por dentro un rato largo. Irme después, lleno de olor a concha, a tomar una
cerveza o a comer un sándwich de mortadela y manteca en pan negro (puede ser
con morrones en conserva, también. Queda bárbaro).
Quiero coger. Con chicas que la van de intelectuales, y
acabarles en la cabeza, en el pelo, y peinarlas un poco, con dulzura, peinarles
el cabello hacia atrás o hacia un costado pero mejor hacia atrás, con mi
esperma.
Quiero coger. Con gordas, gordas que se relamen y se ponen
un poco bizcas mientras miran el cucurucho que acaban de comerse en la
heladería, miran el fondo del cucurucho a ver si quedó algo de helado, muy de
cerca. Apoyarles la poronga contra sus cremosas tetas, con esos pezones grandes
como hamburguesas, ponerlas después en cuatro patas y subirme y tirarles del
pelo y gritar ‘¡arre!’.
Quiero coger. Con veteranas que están de vuelta de todo y no
tienen problemas en meterse un turrón en el culo o que se meten los dedos,
ellas mismas, mientras las cogés, porque ni con tu pija envuelta en un trapo
rejilla les alcanza.
Quiero coger. Con enanas, con rengas, con mujeres deprimidas
o muy perturbadas, mujeres a las cuales no se cogería nadie. También podría
coger, llegado el caso, con delicados muchachos de lampiños culitos que sepan
chupar bien la pija, cogería con ovejas desde ya, con mamíferos medianos, con
pedazos de maniquíes rotos, cogería con patos de madera, con un delfín en Mundo
Marino delante de las delegaciones de los colegios, con una mochila Jansport
roja o verde clarito, cogería con una tira de asado, con una muerta, con un
suricato de moteado pelaje.
Por eso, sí, puede ser, quizás no presto demasiada atención
en general, o a vos, lo que me estás contando. Porque lo que yo quiero es
coger, a mí qué carajo me importa lo que te pasa.
4 comentarios:
y si, Juan, aguante garchar.
a mi me gusta que me cojan bien cojida, chupar el helado, el caballito, esa parte animal que tenemos todos adentro.
te acepto la parte de la muerta, la gorda y te faltó la discapacitada, pero no me gustó lo de los mamíferos, perdón por ser tan protectora animal, pero te voy a denunciar.
jajaja, besos.
*nele b! se la percibe motivada, eso siempre suma. le mando un beso en la frente.
"El fin y los medios: escuchar para coger" les dijo el monje a sus discípulos luego de descender del monte tras seis meses de profunda meditación.
Las prioridades están claras. El orden es un poco más caprichoso.
Un abrazo para usted
*mr. kint! yo sabía lo de ‘solve et repete’, y también lo de ‘live to tell’. habrá que agregar ‘escuchar para coger’ al kit de supervivencia. lo abrazo.
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