No, pibe, te lo explico porque te veo medio perdido y es un tema que deberías saber. Te lo debería haber explicado tu viejo no sé, un hermano, un amigo. Son cosas que no sirven para nada en la adolescencia porque en la adolescencia sos adolescente y te importan otras cosas. Pero cuando salís de la adolescencia ya deberías saberlo, tener al menos una intuición, para no ser tan pelotudo.
Sí, las minas, claro que las minas. Porque cuando sos adolescente y un poco después también desde ya, lo que querés es ponerla. Querés coger como un monito carayá arriba de un árbol, como un chancho pecarí, querés eyacular como un maldito babuino, matraquear, ñaca ñaca y no mucho más que eso.
Pero. Siempre hay un pero, la vida es un poco más compleja. Cuando te baje un poco la espuma, la leche podríamos decir, tenés que fijarte de estar con una mujer que tenga algunos otros atributos, no, no físicos. Cualidades humanas por decirlo de algún modo.
Sí, ¡ya sé! ¡Ya sé que tenés los ojos blancos de leche como el maestro Po! Pero creéme, no todo es coger. Es mucho no lo niego, es importante y relevante y todo lo que vos quieras. Pero no es todo.
Y entonces, cuando tengas que elegir una compañera, una muchacha, una mujer más allá de esos fantásticos polvorones. De eso vamos a tener que hablar un poco.
Así que ya entendiste que no va por el garche, bien ahí. Cuesta un poco, sobre todo si tenés menos de 66 años ponele. Lo único que mirás por la calle son chicas, mujeres que tengan buenas tetas o buen culo o si es posible las dos cosas según el caso. Te las imaginás en cuatro patas o chupándote la pija. Pero no, no sabés que lo que el hombre precisa no es eso o no es solamente eso.
No, no importa si estudia, si quiere ser filósofa transpersonal, si le preocupa el hambre en Etiopía, si quiere salvar a los delfines, si siempre soñó con ser enfermera o maestra jardinera. Podés ser todo eso y una basura inmunda también, encima con la excusa de sentirse que está salvando al mundo o que es buena persona. Una mugre que encima te va a hacer sentir mal porque vos tenés un negocio de venta de artículos de limpieza, te van a decir que te faltó vuelo intelectual o artístico, no tenés sensibilidad, nunca le djiste que tu sueño es ir a escuchar ópera a la Scala de Milán. Te van a decir que te quedaste corto, que sos un maldito vendedor de odex que lo único que quiere es que san lorenzo salga campeón. Las mujeres que leyeron tres libros y la van de intelectuales son las peores, creen que entendieron algo de la vida que los demás no y además lo quieren explicar. La vas a pasar mal.
Hay una aproximación bastante buena pero que no alcanza. En una película donde actúa Robert de Niro y Chazz Palminteri. No, no tenés por qué saber quién fue Chazz Palminteri, con que sepas que no fue el 4 del Chelsea alcanza. La película se tradujo creo como algo de ‘una luz en el infierno’ (A Bronx tale). Y en un momento, un chico que es el hijo de De Niro y es italiano, conoce y se enamora de una muchacha que es negra. Y está todo mal, le dicen al chico que se tiene que pelear con la chica porque él es italiano y la chica es negra y no va. Y Chazz Palminteri, que hace de mafioso italiano y lo hace genial le presta el auto, al chico, para que salga con la chica. Y le explica una prueba que debe tomarle a la chica. Resumo. Es que el chico sea caballero, haga entrar a la chica abriéndole la puerta del acompañante del auto. Y luego rodee el auto, por el frente del auto, para ver si la chica se inclina para abrirle el ‘piquito’ de la puerta del conductor para que el chico pueda entrar al auto. Eso para ver si la chica es egoísta o no y la idea y la escena es hermosa y la recuerdo con mucho cariño pero tampoco es eso.
Ya estamos, ya termino.
En algún momento, si estás con una chica, vas a estar en tu casa o en la de ella o en la de tus viejos, en la de un tío, o en un departamentito que alquilaste en la costa por el fin de semana, en fin.
Y entonces. Antes o después de coger, ya sé que querías coger. Van a comer, o van a tomar whisky o seven up, o van a comer un par de sanguchitos de miga o una milanesa o lo que sobró del mediodía, no importa.
Y hay que lavar. Acá viene la cuestión. La piba va a lavar, no importa si va a lavar siempre pero va a lavar alguna vez, esa vez. No importa si vos te ofreciste a secar, no sé si sos tonto, si tus papás son parientes (siempre me gusta decir esa frase).
Acá viene lo importante, prestá atención. Estás en la cocina, la piba va a lavar lo que usaron durante la cena.
La piba tiene el detergente y la esponjita y va a empezar a lavar.
Tiene que lavar primero un plato. Listo, eso es todo lo que tenés que saber. Para saber si vas a querer estar con esa mujer no te digo toda la vida pero un tiempito, algo de mayor duración que el garche, el escopetazo en sí mismo.
Sí, hay vasos o hay tazas, y hay platos, pueden ser platos grandes o chicos, pueden ser muchos o pocos. Puede haber algún cuenco. Lo importante, la clave, es que la tipa tiene que lavar primero un plato, debe pasar la esponjita primero por un plato, antes que por un vaso.
Porque si la tipa arranca lavando primero un vaso entonces es una tremenda hija de puta y vos tenés que saber que está todo mal y te tenés que ir.