Qué vas a hacer cuando tu novia te diga que no te quiere más, que está cogiendo con un compañero del trabajo y te va a dejar. Qué vas a hacer cuando el doctor se acomode los lentes y te diga que no le gusta para nada lo que dice el estudio, lo que ve, que algo está muy mal. Qué vas a hacer cuando suene el teléfono en mitad de la noche y te digan tu nombre, te pregunten si vos, bueno, sos vos, si te podrías acercar lo antes posible a la seccional de policía, al hospital.
Qué vas a hacer cuando choques en la ruta, cuando te pisen el perro, cuando vuelvas a tu casa y los ladrones después de robarte pero antes de irse, se hayan puesto en cuclillas en medio del living que nunca más será living, a cagar.Estamos a un milímetro de la desgracia, a un estornudo de la tragedia. Falta un segundo, la mitad de un segundo para que todo se desmorone como un castillo hecho de mermelada de durazno, los piolines que sostienen nuestras vidas están hechos de frágiles suposiciones y no mucho más.
Saberlo no cambia nada, no ayuda ni un poquito. Sirve apenas para pasar el rato. Y para molestar.