Quiero que sepas que estoy triste, triste como sólo puede estarlo una tortuga de esas chiquititas que deben llegar a la orilla del mar, pero llegar a la orilla del mar implica caminar una pila de metros con esos pequeños pasitos de tortuga mientras lo que sobrevuela la arena son cóndores o águilas o unas aves picudas que simplemente se divierten viendo cómo sus sombras se reflejan en círculos antes de decidirse por acelerar para bajar y comer. Triste porque la tortuguita se sabe con una capacidad de torcer su destino idéntica a la de una aceituna en una picada.
Quiero que sepas que estoy solo, solo como sólo puede estarlo un pez, cualquier pez que nada en la inmensidad del mar y advierte a su lado la unívoca aleta y la musiquita que eligió Spielberg aquella vez y sabe, el pez, que el mar es grande pero qué macana porque las probabilidades se van como una luz debajo de la puerta cuando uno más las necesita.
Quiero que sepas que te quiero mucho y que me acuerdo de tantas cosas mientras en la televisión hay National Geographic demos gracias a Dios por eso.
4 comentarios:
Cuando se acercaba al arco narrativo, me quede un poco pensando en la aceituna... cariños.
*lala! lala querida, que las aceitunas no le tapen el bosque. el arco narrativo, mirá vos, todos esos talleres literarios no podían quedar impunes. la saludo con afecto.
Me hiciste acordar a las cartas de carlitos bukowski cuando le decia a su hija MIRA A AMBOS LADOS ANTES DE CRUZAR LA CALLEE
Me gustó mucho
*arturo! uhhh. recuerdo cuando compré un librito con algunos poemas traducidos del viejo buk. estaba esperando el 141 en plaza Italia, era de noche, y yo no podía creer que existiera algo tan genial. después se me fue pasando, la vida en general. saludos.
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