Una persona en la calle puede estar acompañada por otra persona. Puede estar acompañada por un animal. O puede estar sola.
Si la persona está acompañada por otra persona, en la mayoría de los casos puede ser su pareja. Una novia, una esposa. Puede estar acompañado por un familiar, también. Un padre, una hija, un primo. A veces un amigo.
Si la persona está acompañada por un animal, se tratará en la inmensa mayoría de los casos de una mascota. Y será por lo general también, un perro. Puede ser, contadas veces, un gato. Un suricato, una tortuga, casi nunca. No he visto a nadie acompañado por un hipopótamo ni por una cebra, las cosas no funcionan así.
Si la persona está sola, está sola. Esperando para cruzar la calle, o caminando, o sentado en un bar tomando un café.
Esas son básicamente las opciones. Eso es todo.
Ahora. Entonces. Si la persona está acompañada de un animal, será infinitamente más interesante que si está acompañada de otra persona. Si la persona está sola, es aún más interesante que si la acompaña un animal. Mejor todavía.
Si la persona está sola conserva algo de potencialidad, así es como lo podríamos decir. Si la persona está acompañada de un animal, algo bueno habita en ella, todavía posee algún sentimiento noble. Algún rasgo de humanidad. Si la persona está acompañada de otra persona, su vida es un asco. Se trata de un repugnante ser sin una pizca de brillo. Dedicará su vida básicamente a comprar duraznos o naranjas, a soñar con vacaciones en la playa, a pagar el gas.
No, ya sé que no estás de acuerdo, pero a mí no me lo cuentes. Lo que te pasa no es conmigo.