10.9.21

Agudo, crónico


Hay, existen, dos clases de dolor. El dolor agudo y el dolor crónico. Lo que genera, lo que provocan, es bien distinto. Las implicancias también.
No es tan difícil de entender lo que estoy diciendo. El dolor agudo es bien fácil de identificar, de reconocer. Si te clavan un cuchillazo, ahora, eso te provocaría un dolor agudo. Es una experiencia totalizadora, se pone primera en la lista de prioridades, te obliga a dejar de pensar en todo lo demás. No hay que ser tan dramático, no tienen por qué acuchillarte. Imaginate un martillazo en el dedo gordo de una mano, la picadura de un aguaviva en los huevos, en fin.
El dolor crónico actúa de diferente manera. Es como la música de fondo, va y ocupa el espacio, sin gritar, sin estridencias. Te permite seguir con aquello que podríamos llamar, de alguna manera hay que llamarlo, tu vida. Pero está ahí, es una presencia, su trabajo es demoler. La gota en la piedra sería una imagen más que apropiada.
Si se tratara de un combate de boxeo, la diferencia sería entre un boxeador que te arrasa por nocáut, te pega como el Tyson de su mejor momento, no más de un round. La otra es la de Monzón que te iba pegando, te pegaba y te pegaba hasta que no servías más.
Quizás te llama la atención mi insistencia en hablar sobre el tema en particular. No alcanzás a entender. Es que elegir entre lo bueno y lo malo es para las películas, pero la vida no es mucho más que elegir entre lo malo y lo peor. Y ni siquiera elegir la mayoría de las veces.

6 comentarios:

Alberto Arenas dijo...

Hace muchos años, en una lejana juventud que no me permito olvidar, un tal Diego Frenkel entonaba aquello de "Hacete amigo del dolor"
A que viene ésto? Nada, fue lo primero que vino a mi mente luego de leer el post. Usted sabrá comprender Hundred.
Le envío un gran saludo.

José A. García dijo...

Nunca se puede elegir, lo que nos queda es aceptar.
Y después quejarnos.

Saludos,
J.

J. Hundred dijo...

*alberto arenas! estimado, recuerdo haber escuchado la canción allá lejos y hace tiempo. y se me dio entonces por pensar, tuve la intuición pero de ningún modo la certeza, que el señor frenkel, en la frase que mencionamos, se refería a hacerse, lo digo usando lenguaje técnico, se refería entonces, decía, a hacerse romper el orto. pero luego pasaron los años y bueno, uno se va volviendo algo menos dogmático en las aseveraciones, y también es cierto que uno entiende que cada uno se va haciendo amigo de lo que puede como puede. quiero decir, ‘hacéte amigo del dolor’ es una bellísima frase, independientemente de lo le haya hecho el señor frenkel en el ámbito de su vida privada. también es preciso recordar aquello de ‘las acciones privadas de los hombres que de ningún modo ofendan al orden y la moral pública están sólo sujetas a Dios, y exentas de la autoridad de estos magistrados’. ahora sí lo saludo.

*josé a. garcía! hay un maravilloso libro de wayne liquorman que se titula ‘aceptación de lo que es’. y recuerdo haberme quedado pensando cómo es posible que algo tan genial se me haya escapado. el hecho, no hace falta aclararlo pero ya que vine, que lo que es ya es, y si uno decide que lo que es no eso debería ser distinto, bueno, parte de la premisa equivocada. aceptación no es preferencia, me permito agregar para la monada. lo saludo.

José A. García dijo...

Elogio de la queja, debería sel el título de algún filósofo contemporáneo vende humo, de esos del estilo de Zizek.

Y sí, aceptación no es preferencia. Yo acepto que tengo que hacer dieta y no comer con sal, pero le sigo dando a las harinas para que tengan y para que guarden. En fin.

Suerte,
J.

Frodo dijo...

Lo difícil es aguantarse cuando la vida te boludea a lo Nicolino Locche

Ahora que hay pocos casos: lo abrazo

J. Hundred dijo...

*josé a. garcía!

*frodo! casi todo el tiempo pareciera que lo ocurre entre el universo y uno es personal. pero no es así, y entenderlo debiera ser un gran alivio. lo abrazo con alegría.