Entro a un bar, a desayunar. Es, que yo recuerde, una de las pocas cosas interesantes que tiene estar vivo. Sí, desayunar. Si algún día te parece que la vida no tiene sentido, si algún día no das más y te estás por matar, andá a un bar. A desayunar.
Me
siento.
El
mozo viene a tomarme el pedido, y por cortesía, porque debe ser el estilo del
bar, me trae un diario. Mientras le digo (café con leche, una medialuna), deja
el diario sobre la mesa. El mozo se va.
El
mozo vuelve, con mi café con leche, con mi medialuna. Yo estoy mirando por la
ventana del bar.
–Te
traje el diario –me dice el mozo, señalando, con el mentón, el diario que ha
dejado sobre la mesa.
–Sí
–le digo, porque lo que ha dicho es cierto. El diario está ahí, como empírica
evidencia.
–Pensé
que querías leer el diario –dice el mozo. Ha dejado el café con leche y la
medialuna, pero no se retira. Al parecer no ha terminado el contacto.
–No
–digo, y vuelvo a mirar por la ventana. Pasan los autos, si vivís en una ciudad
pasan autos, siempre. Una mujer que quizás de joven fue linda pero ya no, con
el cabello teñido de un amarillo excesivo, baldea la vereda. Un hombre desayuna
sentado en una mesita de afuera, a pesar del frío. Tiene dos bull dogs a sus
pies y le limpia, a uno, la boca, con una servilleta de papel. Pasa un paseador
de perros llevando diez perros o más, y empujando una bicicleta con la otra mano.
Se produce una breve disputa de perros, entre el grupo del paseador, y el par
de bull dogs. Un concierto de ladridos que el paseador se encarga de sofocar
retando a dos o tres perros por su nombre. Alguien sale a la calle y enciende
un cigarrillo, alguien habla por teléfono en un tono de voz que parece querer
decirle, al universo todo, que quizás parece un boludo pero no es ningún boludo, a él le suceden cosas importantes.
–¿Por
qué no? –dice el mozo.
–¿Eh?
–me sorprende, la pregunta. Me sorprender verlo todavía de pie, junto a la
mesa, con el diario ahora en la mano.
–Por
qué no querés leer el diario –dice el mozo, y sonríe, apenas. Mueve, el diario,
dos veces, cerca de mi rostro, como si me estuviera abanicando.
–Porque
no –le digo–. Porque el diario es una estupidez inventada para tipos como vos
que no tienen la más puta idea de qué va la cosa. El diario es para gente que
necesita que le expliquen lo que está pasando, así como hay gente que necesita
escuchar el pronóstico meteorológico por televisión para saber si tienen frío o
calor. El diario es para pelotudos que jamás tuvieron una idea ni la van a
tener. El diario es para tipos que se atiborran los domingos viendo tres
partidos de fútbol por televisión, después de una semana de ver programas de
concursos donde la gente baila o canta y sueña con dejar de ser lo que son, mientras
bailan, mientras cantan. Un tipo que lee el diario es un fracasado, sin
excepción. Y además, porque no me interesa la realidad. Prefiero la ficción.
Se
queda muy quieto, el mozo, mientras yo doy el primer sorbo al café con leche.
Me parece que separa un poco las piernas, para estabilizarse, como si se
hubiera mareado, y hace un sonido, con la garganta, un hipo que bien puede
ser un contenido sollozo venido de quién sabe dónde, de alguna parte.
–No
me hagas caso, loco, era un chiste –extiendo la mano, hacia el diario– ¿No
sabés cómo salió Atlanta?
12 comentarios:
Él sabe cómo salio Atlanta, pero ya no le importa...no le encuentra sentido. Cada vez que lo piensa se siente peor. Vos y yo sabemos que le cagaste la psiquis al mozo.
jajaja, ¡ay Hundred! no cambia más, me hace reír en esta tarde oscura de baires, mientras veo bambolear las plantas del balcón de la oficina de al lado.
Yo leo el diario. Mansamente. Necesito que alguien me cuente una historia, cualquier historia. Es una forma de aceptar la derrota con algo de dignidad. Supongo. Creo que la voluntad de saber cómo salió Atlanta, Crucero del Norte o River es una ínfima parte del papel que nos tocó en suerte. Pero hay más cosas. Hay más fracaso. Mucho más fracaso.
Un saludo.
*juan sebastián olivieri! usted bien sabe que es una batalla perdida de antemano. quiero decir, uno puede cagarle la psiquis, pero el mozo siempre podrá escupirte el café. o la ensalada de fruta. cada uno pelea como puede, esto es una selva.
*lala! su risa es música.
*yoni bigud! me atrevería a decirle que fracasar tiene un sabor particular, característico, fracasar tiene su encanto. el conocimiento es doloroso desde ya, pero estoy en condiciones de afirmar que quienes insisten en demorar el fracaso, en esquivarlo, bueno, no saben lo que se pierden. lo saludo.
El diario debe ser considerada una importante pieza de ficción!
Un abrazo
JuanHu!... una de las cosas mas lindas que pueden pasarle a un antisocial es que otro antisocial escriba lindo. Mi viejo dice que no tiene tiempo de leer un libro que le regale y el mismo me pidió... pero lee el clarin domingo a domingo...un grande.
*bob harris! punto para usted. abrazo de gol.
*alejandro baradit! alto, alto! puede ser que el hombre use la lectura del diario como maniobra distractiva, para poder clavarse diez o quince tostadas rebosantes de mermelada sin que nadie le rompa demasiado las pelotas. también habría que ver qué libro le regaló. porque capaz usted le llevó un libro de bucay, y el pobre tipo debe pensar ‘mantuve a este infeliz unos veinte años, y ahora cree que me puede explicar el sentido de la vida con esta shagar, por dios bendito y la virgen que llorar fernet’. yo le daría cierto crédito a su padre.
No maestro...el libro me lo pidio èl (que yo se lo regale) porque algùn imbecil le habrà metido en la bocha que estaba bueno... yo le habria regalado otra cosa... pero que me solucionò el regalo, me lo solucionò. Es un embole andar buscandole regalo a la gente corrido por una fecha.
Es como dice el enorme Juan Perez nomas: "un dia caes en la cuenta de que tu viejo es un tipo mas, y te queres borrar por un tiempo"
Ah y me olvidaba, era EL EVANGELIO SEGUN JESUCRISTO - de Saramago, el libro, epa! con esa ultima aposicion la junhundriè un toque.
A esta altura me conformo con que alguien me cuente una historia cualquiera, si total uno nunca sabe cuánta fantasía se esconde en cada noticia ni cuánto hay de verídico en cada fábula.
"Ud quiere ficción, le vamos a dar ficción" diría parafraseando a alguien que justamente apareció demasiado en los medios. El mozo le dará una especie de diario de Irigoyen con los más fantasiosas noticias, con Atlanta en la Libertadores, ponele.
un abrazo.
*alejandro baradit!
*alejandro baradit! no deja de sorprenderme, llama mi atención, por cada persona que elige leer a saramago, tantas pero tantas chicas que optan por tirar la saragoma (estoy en gracioso, usted me va a saber disculpar). yo le recomendaría, a su padre, a usted, a todos los hombres de buena voluntad que deseen habitar el suelo argentino, que leyeran ‘el evangelio según juan hundred’.
*mr. kint! in my beginning is my end, dijo el señor eliot. algún tiempo después, la señora soledad ‘solita’ silveyra, dijo ‘aguante la ficción’. a veces los seres humanos vibramos en diferentes planos, a eso quería llegar. lo abrazo con respeto, si la contradicción es admisible.
Jugando con la Náusea, otra vez, alumno Hundred... Hace muy bien. Coincido con eso y, sobre todo, con lo del desayuno.
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