20.8.25

En reparación


Andá a un parque, a una plaza. A cualquier parque, qué importa a qué parque. Al que te quede más cómodo. Andá y sentate en el parque en un banco o en el pasto o contra el tronco de un árbol, fumate un cigarrillo. Y acariciá un perro. Se te va a acercar un perro, seguro. Uno de esos perros atorrantes, bigotudos, que siempre hay en los parques. Hola decile al perro, y acaricialo. El perro se va a quedar al lado tuyo un rato, mientras vos terminás tu cigarrillo.
O andá a un hospital, a cualquier hospital. Andá a terapia intensiva y sentate en la sala de espera. Sentate cerca de alguien que veas que no puede creer lo que le está sucediendo, alguien que acaba de llorar. Ofrecele un vaso de agua o un caramelo. Escuchalo un rato, no digas nada, dejalo hablar.
Vas a ver como enseguida te das cuenta que tu vida tiene sentido. Qué carajo importa si las cosas no salieron como vos esperabas. Tampoco importa si te parece que no das más.

3 comentarios:

Frodo dijo...

¿Está bien si voy el Parque San Martín de José León Suárez y luego a la Clínica Los Cedros de Tapiales?

J. Hundred dijo...

*frodo! déjeme decirlo de este modo. no se necesita un paracaídas para saltar de un avión. se necesita un paracaídas para saltar de un avión, dos veces. lo que le quiero decir, como nos enseñara el bueno de woody allen antes de comerse a la vietnamita, es aquello de ‘he sido rico y he sido pobre. créanme, es mejor ser rico’. saludos.

Flor dijo...

Magistral, mi querido.