Te acordás cuando caminábamos por la playa de la mano jugando a chocar flanco contra flanco para volver a separarnos, para dar un tirón de un meñique o un pulgar y volver a chocar, la lluvia en el pelo, tus pequeños pies en el mar. ¿Te acordás?
Te acordás cuando nos mordía el deseo como un animal enfurecido y subíamos a una terraza y te apoyabas contra una pileta donde alguien se había olvidado una media de toalla de un desteñido rojo, y nuestras enloquecidas manos luchaban con elásticos y botones, y tus erizados pezones y mi mirada de loco y tus tobillos de reina. ¿Te acordás?
No llores, tonta. ¿Te acordás?
4 comentarios:
y, qué si se acuerda, todo al basurero del tiempo, ya nada vale la pena...
*beauséant! seee. como dice el tango. nos ponemos de pie, saludos.
Después, qué importa del después
Toda mi vida es el ayer
que me detiene en el pasado
Eterna y vieja juventud
que me ha dejado acobardado
como un pájaro sin luz.
https://www.youtube.com/watch?v=Hjw9wShH9xU
No acordarte también te puede hacer llorar.
La puta, ¿a dónde iría yo desde Liners para el Correo Central?
*frodo! a comer a ‘el navegante’, tal vez. saludos.
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