10.2.24

Leche deprimida


Tomábamos mucho en esa época. Y mal. Éramos jóvenes, el cuerpo aguantaba cualquier cosa. Después de los treinta mejor que empieces a pensar un poco lo que hacés, es triste, claro, pero se te vuela el fuselaje del avión y querés seguir volando. La vida.
Teníamos más de quince años y menos de veinte, éramos siempre más de cinco y menos de diez. Vacaciones en Villa Gesell. La vida desplegándose como un multicolor abanico repleto de exquisitas posibilidades.
Íbamos a bailar todas las noches, para eso íbamos a Villa Gesell. Antes de salir, a eso de las doce de la noche nos sentábamos alrededor de la mesa de la cocina, cada uno en el mismo lugar de siempre, a beber. Bebíamos como leones enjaulados, un vodka barato y a veces caliente, una basura que hoy no calificaría como lustramuebles, con tónica o con seven up o con sprite (en ese orden).
Y charlábamos, una hora o dos. Todos jóvenes y alegres y borrachos, hacíamos confesiones, jurábamos lealtades para toda la vida, nos preparábamos para salir con el incontenible deseo de fornicar, de pelear, de darle un par de mordiscones a la vida y su paleta de sabores.
El colo estaba triste, no melancólico, triste, cuando todos nosotros todavía no sabíamos muy bien qué era, en qué consistía la tristeza de verdad. Hijo de un reconocido médico, practicaba lucha y boxeo, iba a ser médico él también, sus padres tenían una clínica, toneladas de dinero, andaba en un automóvil japonés, su vida parecía estar encaminada cuando muchos de nosotros todavía ni siquiera sabíamos cómo íbamos a hacer para zafar.
–Colo, ¿qué te pasa? ¿Se puede saber qué carajo te pasa? –el que hablaba era G. Bebió de su vaso, se acomodó el flequillo, la noche estaba por comenzar–. Sos joven, tenés guita, ayer cogiste. ¿Qué carajo te pasa, colo?
Se hizo un silencio, una pausa. Alguien, A., encendió un cigarrillo. Se escucharon un par de ladridos de afuera, de la casa de al lado.
–Es que a mí me amamantaron con leche deprimida –dijo el colo–. Cuando mi mamá me dio la teta estaba con una profunda depresión, lo tengo chequeado. Así que eso es todo, esa es la explicación. No tiene cura. Estoy triste, voy a estar triste siempre, nada más.
Esa noche el colo en algún momento se fue del boliche y se mató con el auto en la ruta, yendo de Gesell a Pinamar.

9 comentarios:

Beauséant dijo...

Hay destinos que parecen escritos, ¿verdad? A veces puedes pasar toda una vida intentando escapar de ellos. A veces ni tan siquiera sabes cual es ese destino, pero lo que es seguro es que te acabas dando bruces contra él. Supongo que lo averiguas demasiado tarde, como todo lo que importa en esta vida.

J. Hundred dijo...

*beauséant! tenés que saltar y el paracaídas te lo dan abajo, por decirlo de algún modo. y hay tantos modos de decirlo, pero es casi una obligación jugar a decirlo de una manera diferente. algo para hacer en el mientras tanto. saludos.

Anónimo dijo...

Mi vieja tenía una deficiencia hormonal que me la pasó a mí en su leche…. Y desde los 18 en adelante es que ando pelado y déjeme decirle que eso si que es triste vio.

No se por qué, pero se me hace que la tristeza, como otras actitudes son propias de personas que saben algo que los demás desconocen. Saludos.

J. Hundred dijo...

*anónimo! a veces uno dice ‘esta mina me dejó pelado’, pero creo que no es lo mismo. y sí, la tristeza siempre ha sido un indicador que la persona puede ser interesante, al menos para mí. el exceso de alegría deber ser observado como cualquier otro defecto físico. creo que el gran dalmiro sáenz dijo aquello de ‘algo feo puede ser hermoso, algo bello jamás’. saludos.

El Demiurgo de Hurlingham dijo...

Parece que quiso desafiar al destino. Y le salió peor.

El Demiurgo de Hurlingham dijo...

Parece que quiso desafiar al destino. Y le salió peor.
Vaya, eso es un error.
No sé si fue mi comentario, la decisión del personaje o una falla técnica.

J. Hundred dijo...

*el demiurgo de hurlingham! a veces queremos cambiar lo que no podemos soportar. y también estaba aquello de ‘the wisdom of no escape’. saludos.

*el demiurgo de hurlingham! a veces queremos cambiar lo que no podemos soportar. y también estaba aquello de ‘the wisdom of no escape’. saludos.

Frodo dijo...

Si esta historia tiene algo de verdad, espero no haber coincidido con usted en Gesell febrero de 2003. Hay muchas noches con escenas perdidas... ¡éramos tan jóvenes!

Salú

J. Hundred dijo...

*frodo! no sé si fue el cantante o el guitarrista de aerosmith, tampoco importa, el que dijo ‘si te acordás lo que pasó en la década del 90 entonces no estuviste con nosotros. porque nosotros estábamos tan drogados que no nos acordamos absolutamente nada’. no, no tiene por qué ser la década del 90, ni tiene por qué ser aerosmith, ni siquiera tiene por qué ser exacta la frase. pero la idea creo que se entiende. saludos.