Asisto a una despedida de soltero.
El sujeto en cuestión, el que se despide, intenta fornicar con mujeres que ejercen el sexo rentado; con animales domésticos, con personas de sexualidad difusa.
El sujeto en cuestión procede a la ingesta de estupefacientes diversos, que cualquier adolescente sabe incompatibles.
El sujeto en cuestión llora, grita, ríe. Intenta tomarse a golpes de puño con un semáforo, en medio de una general algarabía.
El pensamiento que acaricia mi mente es que, excluyendo desde ya el homicidio, la violación, y el secuestro extorsivo, una amplia gama de conductas tipificadas como delictivas, debieran estar sancionadas tal vez, no con la cárcel, sino con el matrimonio.
El sujeto en cuestión, el que se despide, intenta fornicar con mujeres que ejercen el sexo rentado; con animales domésticos, con personas de sexualidad difusa.
El sujeto en cuestión procede a la ingesta de estupefacientes diversos, que cualquier adolescente sabe incompatibles.
El sujeto en cuestión llora, grita, ríe. Intenta tomarse a golpes de puño con un semáforo, en medio de una general algarabía.
El pensamiento que acaricia mi mente es que, excluyendo desde ya el homicidio, la violación, y el secuestro extorsivo, una amplia gama de conductas tipificadas como delictivas, debieran estar sancionadas tal vez, no con la cárcel, sino con el matrimonio.
1 comentario:
Pues a usted lo invitan a despedidas de soltero de lo más entretenidas.
Cuando me case le voy a pedir a sus amigos que me organicen una.
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