El consultorio era deprimente. Un talonario de recetas sobre el metálico escritorio de un descascarado verde. Había una computadora también, una pc de escritorio con un remolino de cables colgando, el monitor debía tener diez años o más.
Detrás de su silla había una pequeña biblioteca de pino con libros, los lomos deteriorados, se mezclaban temas médicos con ‘Los Hollister’, y títulos de la colección ‘Bomba’.
El diploma, presumiblemente su diploma, colgaba de un oxidado clavo.
–Mire –dijo, se sacó los lentes y por un instante se oprimió los globos oculares con los dedos índice y pulgar de una mano. Suspiró–. La verdad que no me gusta nada de lo que veo. Me atrevería a decirle que la totalidad de sus análisis no son buenos. Colesterol, azúcar, ácido úrico, glóbulos blancos. Todo, todo no está bien. Los indicadores que debieran estar altos están bajos, y los indicadores que debieran estar bajos están altos. Para resumir y sin deseos de alarmarlo, su estado no es bueno. Como le dije, no me gusta lo que veo.
–No se haga problema, doctor –dije–. Yo hace años que no me soporto.
2 comentarios:
Cuando no te soportas mirándote al espejo, los órganos internos también acaban por rebelarse.. ahora entiendo mis últimos análisis ...
*beauséant! me permito recordarle que mirarse al espejo es para menores de 35. después, en líneas generales, el título de la peli sería ‘gorilas en la niebla’. acerco algún módico ejemplo. yo salí durante algunos años con una señorita a la que le chupaba la concha con energía, con interés. cogíamos lo más bien por decirlo de algún modo. más luego, cuando la susodicha tenía que levantarse de la cama para ir al baño, ha llegado a taparse el culo con una mano de manera instintiva. podría decir que una cosa es una cosa y otra cosa es otra cosa. también podría decir que existe el delicado asunto de la perspectiva. saludos.
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