30.10.22

Otro color esperanza


Me despierto a la mañana y en la televisión, un locutor con exceso de gomina, un mapa de fondo, avisa que es el fin del mundo. Avisa que va a llover, que va a nevar, y que va a granizar, todo al mismo tiempo. Dice que vendrá un maremoto con olas de treinta y nueve metros de altura, dice que hará tanto frío que a la gente se le congelarán los pelos de las cejas, y del culo también.
Me despierto a la mañana y en la radio dicen que hubo un choque de trenes. Descarrilaron, después de chocar, los trenes. Hay muertos, muchos muertos, hay, incluso, muertos que todavía no saben que están muertos. Hay gente mutilada que busca, justamente, lo que perdieron, lo que les falta, entre los calcinados hierros. Y aprovechan en el mientras tanto para robarse una billetera o un teléfono celular.
Me despierto a la mañana y los diarios dicen que un grupo de ladrones entraron a un geriátrico de Balvanera, torturaron a los viejitos toda la noche porque no querían decir dónde tenían la plata escondida. Les quemaron los rostros con una plancha, les dieron martillazos en las plantas de los pies, les arrancaron los pocos dientes que les quedaban con una tenaza. Les tiraron las fichas del dominó al inodoro, también.
Y yo que muchas veces no sé para qué me despierto, creo que ahora sé para qué me despierto. Me despierto porque el mundo es una mierda, una verdadera mierda, al mundo le va para el culo y necesita contárselo a alguien.

4 comentarios:

Alberto Arenas dijo...

Hundred, como usted sospechará, en el mundo de los medios las malas noticias garpan mucho mas.
Ahora, que existen días en los que uno no sabe para qué levantarse, bueno, eso no resiste el menor análisis. Le envío como es ley, costumbre y tradición, un gran saludo.

J. Hundred dijo...

*alberto arenas! me tomé el trabajo de volver a leer su comentario después de unos días. le iba a decir que es decepcionante, pero quizás no. quizás es simplemente una boludez. por favor no se ofenda, se lo digo con respeto. se lo digo bien. saludos.

Alberto Arenas dijo...

Hundred! No es ninguna ofensa. Como usted sospechará, no se puede estar siempre en la cresta de la ola. A veces sentimos el vértigo de caer irremediablemente en las insondables profundidades del abismo de la pelotudez.
Le envío nuevamente un fraternal abrazo.

Anónimo dijo...

Lo bueno es que cada tanto hay un campeonato mundial de algún deporte y nos olvidamos un ratito de que el mundo es una mierda (especialmente si lo ganamos).
Un gusto siempre pasar por su blog, señor Hundred. Hacía por lo menos un año que no venía, saber que sigue escribiendo me hizo bien.
Lo saludo afectuosamente.