21.3.18

Espejito, espejito


Hago lo que te voy a contar, hago lo siguiente. Si me cruzo con alguien en cualquier parte, en la calle o en el trabajo o en un bar. La persona que te saluda porque te conoce, o puede ser un extraño a veces, si estás haciendo un trámite o comprando algo. La persona, entonces, decía, dice algo. Y lo que dice en el 97% de los casos es una estupidez, o una agresión. Alguien que te conoce te puede decir ‘che, estás más gordo, ¿no? Cuidate, mirá que ya estamos en una edad jodida’. O ‘¿Así que fuiste de vacaciones a Pinamar? Por qué no vas a Necochea que es más barato, si la arena es igual en todos lados’. En fin, variaciones por el estilo.
​Entonces, lo que hago. No hago nada, apretás pausa. Lo único que hacés es levantar la vista, un poco, unos catorce o diecisiete grados quizás. Y tratás de sentir un punto. Un punto en vos, la palma de una mano, debajo del ombligo, detrás de la cabeza. Puede ser la planta de los pies. Tenés que encontrar ese punto donde te resulte cómodo anclar la atención.
​Y listo. Hacés eso. Metés esa pausa mientras tu atención va a ese punto, ahí te quedás. No respondés, no decís más nada. Pueden ser cinco segundos, o diez, no hace falta más.
​Y vas a ver cómo la persona se desmorona por completo. Se ríe o se disculpa, se desdice, puede que agregue ‘la verdad que siempre me pareciste un tipo único, una persona genial’. Puede que la persona se vaya prácticamente corriendo, me ha pasado también que alguien me diga ‘no puedo más’ y se largue a llorar.
​Es esa pausa sin reacción, donde vos te corrés como si supieras que estabas de algún modo obstruyendo un espejo. Como si viniera un chorro de luz, desde atrás y desde arriba, y vos lo dejaras pasar. Y entonces la persona, el ocasional interlocutor tiene aunque sea por un instante la oportunidad de verse, algo que quizás jamás había hecho. El horrendo monstruo que lo habita, y no lo puede soportar.

4 comentarios:

Frodo dijo...

la verdad que siempre me pareciste un tipo único, una persona genial

Jorge Aureliano dijo...

Yo traté de escribir varias veces un comentario interesante como lo hacen mis compatriotas del subte. Pero no puedo, juro que lo único que me sale es pararme y aplaudir frente a la computadora.

José A. García dijo...

En mi caso opto por no detenerme, seguir adelante, dejarles con las palabras a medio pronunciar. Porque es un 101% probable que lo que tengan para decir carezca por completo de valor alguno.
Entonces, ¿para qué fingir?
Me guardo esa opción para otro momento.

Saludos,

J.

J. Hundred dijo...

*frodo! así sí. lo abrazo.

*jorge aureliano! pararse y aplaudir está muy bien. pararse y pegarle al monitor con la chota vendría a ser otro tipo de práctica. lo abrazo.

*josé a. garcía! su conducta es de lo más atinada. yo a veces miro la pantalla de mi celular y digo 'me están esperando'. me ha pasado que alguien se de cuenta que el teléfono no sonó, ni me entró ningún mensaje. que quizás incluso está, el teléfono, apagado. y entonces alguien, ese alguien, otro alguien, me diga 'quién te está esperando?'. 'yo mismo', suelo responder. 'yo mismo me estoy esperando en cualquier otra parte'. lo saludo.