Si llego más tarde yo, al bar, al entrar digo ‘hola’, y ella sonríe, apenas. Si llega más tarde ella, antes de dirigirse a su rincón y pedir un aguachento café, me mira y dice ‘buenos días’. Asiento con la cabeza (¿con qué querés que asienta, con la poronga?).
Dentro de dos meses o tres, cuando empiece el frío, la mujer tendrá una bonita bufanda de tres colores. Yo tendré algunas páginas de mi precario cuaderno garrapateadas con letra de loco, tachaduras, el pegote de un poco de mermelada caída sobre algún texto en un descuido.
Y ya está, eso es todo, a veces no te pasa gran cosa, vivir no es como en las películas. Los dos tendremos diferentes fríos.
5 comentarios:
Me hizo acordar al de John Fante que esperaba la primavera.
Lo mas idilico del relato es desayunar todas las mañanas en un bar y sentarse a escribir.. Que placer.. pero que fuera de presupuesto para la mayoría de los mortales.
*arturo baldo! ‘la cofradía de la uva’, qué bello libro. si de esperar se trata, podemos esperar la primavera o cualquier otra cosa, lo mismo da. 1saludo.
*agustin! si es usted pobre le voy a tener que pedir que se retire. este es un blog para ricos, bellos, personas dotadas de los más variados atributos, como quien esto escribe. 1saludo.
Lo de "los dos tendremos diferentes frios" es conmovedor. Me reconforta pasar por acá. Abrazo, Juan
*dany! quizás todos tenemos el mismo frío y no lo sabemos, nadie nos avisó. alguien se tenía que conmover, le tocó a usted. lo abrazo.
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