18.2.16

En la mía


Andá a una fiambrería, a un supermercado. O andá a un kiosco, lo que te resulte más fácil, más sencillo.
Comprá una gaseosa grande, no, más grande. Una gaseosa de dos litros.
¿Cuál? No entiendo, ¿cuál qué? Ah, cuál gaseosa, sí. No importa, la que encuentres, la que más te guste.
Pagás la gaseosa, es lo usual, lo que se estila.
Ahora salí a la calle, o parate, en la calle, quiero decir, en la vereda.
Abrí la gaseosa.
Levantá la gaseosa con ambas manos, como si fueras, no sé, Kempes en el mundial 78, y la gaseosa fuera la copa del campeonato del mundo, la copa Jules Rimet. Levantá la gaseosa, bien alto.
Hasta acá todo bien, ahora viene lo importante, lo que podríamos denominar ‘la clave’.
Da vuelta la botella. Y tirate la gaseosa, sí, en la cabeza. Si podés mantener los ojos abiertos mejor, mucho mejor, pero si no podés, bueno, cerrá los ojos.
Te cae, la gaseosa, a borbotones. Sobre el pelo, la cara, sobre el torso, por la nuca, pasa a la espalda. Te empapa la ropa, la camisa, los pantalones incluso. Gotea, hace un pequeño charquito a tus pies. Toda la experiencia, vaciarte los dos litros de gaseosa encima, no debería llevarte más de nueve segundos. Once, como mucho.
Te deja hecho un enchastre. Pegoteado, fastidioso, con un generalizado malestar hacia el mundo indiviso, una extraña combinación de estupor y falta de sentido.
Bueno, así me siento yo por lo general. Por eso escribo como escribo.

7 comentarios:

Arturo dijo...

Te banco hundred. Cuando saques tu libro voy a estar en los primeros a convidarte un guisqui

WOLF dijo...

Estimado... Comparto esa sensación diariamente, con la diferencia que yo no escribo... Lo que usted transfiere a lo que escribe, yo lo transfiero a los actos de la vida.... Así me vá... Le mando un abrazo fraterno carajo...!!!

J. Hundred dijo...

*arturo baldo! so be it. lo abrazo.

*wolf! flor de quilombo. lo abrazo.

Dany dijo...

Y sumele el egoísmo de los lectores que seguramente le comprarían un par de gaseosas......
Abrazo!

J. Hundred dijo...

*dany! no quisiera tener que recurrir a la jurisprudencia, pero por lo general, si estoy en el desierto, siempre se me acerca alguien y me ofrece una anchoa. lo abrazo.

Unknown dijo...

Hacía un montón que no pasaba por acá (bah, en realidad, hacía un montón que no pasaba por ningún blog). Encontrarme con esto fue un placer, que contundencia!! De las mejores ilustraciones que he leído para tratar de explicar lo extrañísimo que nos resulta todo, siempre.
Le mando un abrazo desde Rosario y una toalla, por si la necesita, caballero.

J. Hundred dijo...

*sofía maidana! el ícono del periodismo argentino, el señor bernardo neustadt, solía decir una frase que, para mí, a la distancia, resulta una de las frases más potentes que haya oído yo jamás en la televisión argentina. decía, bernie, al cierre de su programa, eso de ‘no me dejen solo’. sepa entonces usted que al pasar por acá, y decir, más o menos, lo que dijo, y ofrecer, más o menos, lo que ofreció, bueno. me hizo sentir un poco menos solo. le mando un beso en la frente.