24.8.15

Rango de certeza


Pasa algo curioso. Cómo lo digo.
Suponete que estás casado. Y te la pasaste no sé, los últimos ocho años, pontificando sobre la importancia de la familia, sobre que el hombre no fue hecho para estar solo, sobre las delicias de la vida conyugal. Además de mirarme de reprobatoria manera, a mí, por no estar casado, por no haber sido capaz de construir, en lo afectivo, absolutamente nada. Porque mis relaciones han durado, las mejores, tres semanas.
Bueno, de pronto te separás, tu señora te dice que no te quiere más, o que se quiere volver a vivir al pueblito de morondanga del que jamás debió haber salido. Y vos, casi de inmediato, vas a tratar de coger con tu vecina del séptimo B, con una compañera de la oficina que tiene una pierna ortopédica, vas a empezar a ir a bailar a un sitio de solos y solas (cualquier cosa que eso signifique, todos estamos solos). Vas a querer tomar clases de salsa, de tango, te vas a poner pelo en la cabeza, pelo de pija porque es más resistente y más barato.
O quizás te la pasaste argumentando sobre la importancia de cuidarte, hacer vida sana. Hacés dieta, corrés, te hiciste vegetariano primero, vegano después, y crudívoro recontradespués. Entrenás tres o cuatro veces por semana, vas con tu novia a correr carreras de diez o veinte kilómetros a Pinamar, a Esquel, comés tartas de puerros y hamburguesas de berenjenas. Tu chica te regaló para tu cumpleaños una licuadora.
Pero un día vas al dermatólogo y te dice que no le gusta mucho esa mancha. Hay que hacer una biopsia, una punción, rayos quizás. Parece malo pero no lo peor, la medicina ha avanzado muchísimo en los últimos mil quinientos setenta y ocho años. Y vos empezás a comer milanesas con puré como te hacía tu mamá cuando eras chico, o te limpiás una botella de vino durante la cena, volvés a fumar, mientras mirás todas las series americanas de televisión que podés en netflix con una password afanada. Comés chocolate, y helado también. A veces las dos cosas juntas.
No, no me estoy riendo. No me río desde que tenía once años, para serte sincero (yo la crisis de los cuarenta la tuve a los once). Pero resulta nítido para mí que jamás tuviste la mínima convicción. Fuiste haciendo más o menos lo que te ponían enfrente. Nunca estuviste seguro de nada, sos un boludo más.

8 comentarios:

Alelí dijo...

Si que me reí.

Vivió a los 11 la crisis de los 40, entonces a esta altura tiene quichicientos mil.

Yo estoy en una fase que siento que lo único importante esjssnowdnwvodsj vspjb fspb fpsb fsvmdivnfvnfibndi

Beso

Viejex dijo...

Cómo siempre, ud tira como quien no quiere la cosa esas genialidades como la acotación "todos estamos solos", y uno ya no sabe (si es que alguna vez supo) cómo retribuir el gusto de leerlo, mi viejo. Le doy las gracias, sepa que siempre son pocas.

J. Hundred dijo...

*alelí! se lo debo haber dicho alguna vez: usted cuando esjssnowdnwvodsj vspjb fspb fpsb fsvmdivnfvnfibndi, se pone más linda. le mando un beso en la frente.

*viejex! sus palabras son de gran ayuda, créame lo que le digo. 1saludo.

Viejex dijo...

Si me hubiese dicho una pequeña ayuda, le habría creido. Creo.

Dany dijo...

Bestialmente talentoso. Abrazo

J. Hundred dijo...

*viejex! sus palabras son una pequeña ayuda, entonces.

*dany! a veces, en medio de todo lo que me pasa, me pasa ser genial. lo abrazo.

Mr. Kint dijo...

Excelente lo suyo.
Así es mi viejo, más temprano que tarde la mampostería se te viene abajo. Lo que edificaste minuciosamente y convencido se queda ahí, en el piso, escombros. No, qué crisis. Oportunidad las pelotas. Pero es un momento de iluminación, diría un estado de Nirvana. Y lo digo en serio, porque hay algo sutil y transcendental en darse cuenta, como dijo usted, que sos un pelotudo más. Hay alguna conexión de orden cósmica ahí.

Lo abrazo y lo felicito

J. Hundred dijo...

*mr. kint! ser un pelotudo más y entender que aún así el universo está en perfecto orden. se puede aprender prácticamente de todo, con la adecuada actitud. lo abrazo.