30.11.14

Para qué fui puesto sobre la faz de la tierra


Nunca me gustó mucho el tema, nunca lo entendí. Tampoco es mi especialidad, aunque, para decir la verdad, si me preguntaran cuál es mi especialidad, tendría dificultades para responder.
La carga genética. Quiero decir, siempre se me antojó como dogmático. Injusto además, ajeno a la voluntad, como si Dios se cagara en el ‘libre albedrío’. No hay nada que uno pueda hacer al respecto, tenés rulos, o sos petiso. No sé, fijate.
Pero después fui descubriendo, con asombro, con fastidio, que era verdad. Es cierto.
Ha pasado el tiempo y me descubro, no soy mucho más que la acumulación de defectos de mi madre y de mi padre. Tengo la ansiedad de mi madre, la panza de mi padre, el insomnio de mi madre, la hipertensión de mi padre, las dificultades mentales de mi madre, el torpor de mi padre, las cancerígenas propensiones de mi madre, la psoriasis de mi padre, la anímica fragilidad de mi madre, la eterna preocupación de mi padre, y así podría seguir. Hasta aburrirlos. Hasta cansarme.
Me toca preguntarme entonces, si no soy mucho más que una curiosa y particular combinación de todo lo malo, de los negativos atributos de esas dos personas, qué he hecho yo, cuál ha sido mi aporte, mi distintivo rasgo, lo que le da sentido a mi errática existencia.
Ah, sí, te lo estoy contando.

6 comentarios:

Viejex dijo...

Vaya, que tema. Con razón todos se han quedado mudos. Qué haríamos, o mejor dicho, qué haremos cuando podamos cambiar los defectos heredados? Seguiremos siendo nosotros mismos? Nos importará?

No quiero extenderme en demasía, le ruego me disculpe si me excedo, pero cfreo que si no lo hago mi comentario no se entenderá:

Una vez me recomendaron escuchar esta charla que dió un tal Santiago Bilinkis hace unos años. Dura casi una hora, los primeros diez minutos se escucha muy mal porque de fondo suenan los Miranda! ensayando y a pesar de eso la recomiendo. A mi me resultó fascinante una idea que en principio me pareció chocante y luego se me antoja lógica pura: si en el futuro vamos a ser capaces de desarrollar brazos o piernas mejores que las que la naturaleza nos dió (por no hablar de otras partes del cuerpo, o extremidades u órganos que nos faciliten la vida de maneras hoy impensadas)la consecuencia es que así como hoy las mujeres se ponen un implante de siliconas para tener mejores tetas, todos vamos a ahorrar para "hacernos los brazos", el "superpito laser", o lo que nos haga falta para sentirmos mejor. Y así, algún día habremos cambiado todas las partes de nuestro cuerpo por versiones cibernéticas mejoradas. Y luego me acordé el bueno de Teseo y su paradoja.

Tal vez Dios hacía bien en cagarse en el libre albedrío y nosotros, para variar, la cagamos.

Igual quiero mi superpito laser, claro.

J. Hundred dijo...

*viejex! varias cosas. no, algunas cosas. el primer párrafo de su comentario es notable. tengo algo para decir al respecto, ya vuelvo a eso.
ahora, respecto a los domésticos pichones de chopras, científicos que creen que pueden tender un puente y volverse quizás ‘maestros de autoayuda’, bueno, siento pena por ellos. tienen poco para decir, menos para ayudar, se les nota, más allá del esfuerzo por lucir simpáticos o ingeniosos, que se quieren pegar un tiro en las rebolas. que las honduras científicas en las que se han adentrado les servirán, como mucho, para sus 9 minutos de televisión en ‘pura química’, entusiasmar quizás a algún chatruc de este mundo. en fin. en esa misma línea argumental, el otro día había una mesa en un programa de televisión, donde se hablaba de cosas como ‘nacidos para correr’, o ‘por qué corren los que corren’. y los que estaban en la mesa, sujetos más o menos conocidos, que además de ser conocidos corren, intentaban relatar tal o cual experiencia, con cierto aire de superioridad, dependiendo de cuántos kilómetros podían correr, cada uno de ellos, sin parar, las maratones de las que habían participado, en fin. pero si les mirabas los rostros, si prestabas atención, te dabas cuenta que los tipos, básicamente, lo que querían era matarse. así que corrían, simplemente, para intentar escapar del horror de estar vivos. que nos vaya bien a todos.
vuelvo por un momento al principio de su comentario. fíjese usted que, for example, ahora uno, un masculino, podría superar algún incordio capilar con más o menos éxito. se han inventado pastillas, injertos, implantes, todo tipo de artilugios más allá del vulgar peluquín. y ahora que podría solucionar un tema que me atormentó desde niño, bueno, descubro que me da más satisfacción seguir siendo yo. existe en esa actitud todo lo que tenés que saber sobre el crecimiento personal. y tenés que saber que vas a coger poco, desde ya. me permito informarle, además, que cuando usted posea su superpito láser, alguna chica le dirá que prefiere el verde, al azul. ahora sí, lo saludo desde el futuro.

Mr. Kint dijo...

Mas allá de su texto, fantástico el intercambio con el señor Viejex. Me encantaría agregar pero como ya es mi costumbre no tengo nada interesante para decir.
Ah, respecto de su escrito, puede que usted haya recibido por parte del Tata Dios o del azar lo peor de sus padres, lo más ruin de cada uno de los individuos que lograron dejar algo de carga genética en su ser, pero como suele suceder esta sucesión de horribles legados de la naturaleza, vistas su conjunto, lo hacen un error de lo más interesante. Una consecuencia gestaltica podría decirse.
"Menos por menos, más" decía la profe Coronel.
Lo abrazo otra vez.

J. Hundred dijo...

*mr. kint! así como yo suelo decir que soy un escritor frustrado, 97% frustrado, quizás 3% escritor, bueno. en lo referente a la carga genética, yo le diría que a mí me tocó, más que nada, la carga. lo abrazo mientras mi fracaso me envuelve como una manta polar.

Mar dijo...

Con tu 3% de escritor ya me alcanza para ser feliz. Tal vez mas sería demasiado.

Tal vez fuiste puesto sobre la faz de la tierra para que ese 3% me diera sol.

Perdón. estoy soberbia. Ya se que el cosmos no es mi aliado pero me gusta fantasear con eso.

Hace mucho que no pasaba por aquí. Hace mucho que no pasaba por ningún lado.
Me gustó volver y ver que seguís. Que seguís así y aquí.
Obstinado. Pese a todo. Y la incipiente pelada te queda genial.

J. Hundred dijo...

*mar! santa madre de deus! dónde estaba, perdida?