24.7.14

Marketinero


No sé si te pusiste a pensar, no sé si lo pensaste alguna vez, no creo. Porque la gente en general no piensa, pensar se dejó de usar, pensar pasó de moda, como los pantalones ‘pata de elefante’. Por otra parte es más que entendible, todos están con mil quilombos, ocupados en mantenerse con vida, corriendo como famélicos galgos detrás de la liebre, la liebre es la guita, sí claro, qué otra cosa. Eso es, justamente, parte de la cuestión, del asunto.
¿Te pusiste a pensar cuántas cosas hacés, por día, que te gusten? Ponele que tenés más de treinta años, o treinta años. Porque si tenés quince años lo único que querés es hacerte la paja, y entonces vas y te hacés la paja y te tranquilizás un poco. Si tenés quince años no cuenta. Y si tenés, no sé, setenta años, bueno. Te duele el alma, pero además te duele todo. Así que procedés a un ejercicio de resignación, una pacífica convivencia con la desgracia. Qué otra te queda.
Cuántas cosas hacés, que te gusten. Te fumaste dos cigarrillos, ahí tenés, diez minutos. Te echaste un polvo más o menos digno, ahí tenés veinte minutos, veinticinco (tampoco te hagás el john Holmes justo ahora). Te comiste un helado o un alfajor, cinco, diez minutos.
No, correr no cuenta. Decís que corrés porque  te gusta, pero es el terror padre que tenés de envejecer, de engordar, de morirte. De las tres cosas juntas. 
Y ver la televisión no cuenta, ver la televisión es el más primitivo intento por dejar de pensar, por dejar de acordarte lo pelotudo que sos aunque sea por un ratito. Pero entonces es peor, porque apagás tus pensamientos, y entran los de otros, los del televisor. Se trata, apenas de una maniobra distractiva, embrutecedora. Aturdirse.
Sí, si querés te tomo pintarte las uñas o cortarte el pelo, mamucha, aunque bien podría ser considerado ‘cuidado personal’, ‘mantenimiento’. Como lavarse los dientes, no mucho más que eso.
Están las vacaciones, también. Son un concentrado. Comés dos helados, fumás cuatro cigarrillos, te echás dos polvos. Sí, sacás fotos, a un pájaro, a una ballena, a la nieve o al mar. Sí, sale el sol. Cuidado con el aguaviva.
Si calculás, un día tiene 1.440 minutos. Ponele entonces que las cosas que te gustan sean, con suerte, el tres por ciento del día. A veces dos, a veces uno. No pasa de ahí, no más de eso. 
Comer y dormir son cosas que hacés, como podés, como te sale. Son cosas que hay que hacer para seguir viviendo. Imperativo-categórico. 
En cualquier caso, entonces, estar feliz puede ser considerado una comisión, una propina, una limosna, un vuelto. Pareciera que la vida poco tiene que ver con estar contento.

6 comentarios:

Flor dijo...

Yo uso pantalones "pata de elefante". :)

J. Hundred dijo...

*flor! su lado ‘vintage’ es bienvenido.

Lucía dijo...

Excelente! y tan triste como cierto. Un abrazo

J. Hundred dijo...

*lucía! ‘tan triste como cierto’, buen nombre para un restaurante. no se me caiga por favor, en cualquier momento entra en la etapa donde comienzan a sucederle cosas maravillosas. la abrazo.

Anónimo dijo...

Hundred, Siempre lo leo, va... lo disfruto. Nunca le escribí. Pero al leer esto no pude bajarme del subte, de su subte. Estoy arriba con usted, apretada en esta vida. Un abrazo grande, gracias por seguir expresándose. BA

J. Hundred dijo...

*ba! yo me expreso, usted se expresa, el mundo parece volverse un cachito más amable. gracias por viajar conmigo, por el par de estaciones compartidas.