Todas las personas, alguna vez, suelen cometer la chiquilinada intelectual de sentirse imprescindibles en algún rubro del horóscopo.
Se trate de trabajo, se trate de amor, la implícita circularidad del argumento redunda, una y otra vez, en la imposibilidad de imaginar el mundo sin uno. Es decir, el que piensa, no puede imaginar el mundo sin el que piensa, léase él mismo.
En lo que a mí respecta, nunca he tenido demasiados inconvenientes en imaginar el mundo sin mí. Lo que no puedo hacer es imaginarme a mí, sin mí. Eso no me sale.
Se trate de trabajo, se trate de amor, la implícita circularidad del argumento redunda, una y otra vez, en la imposibilidad de imaginar el mundo sin uno. Es decir, el que piensa, no puede imaginar el mundo sin el que piensa, léase él mismo.
En lo que a mí respecta, nunca he tenido demasiados inconvenientes en imaginar el mundo sin mí. Lo que no puedo hacer es imaginarme a mí, sin mí. Eso no me sale.
4 comentarios:
Es como las cabalas: uno se cree que la historia del mundo esta signada por la decision de uno de usar los mismos calzones rojos agujereados
Es como las cabalas: uno se cree que la historia del mundo esta signada por la decision de uno de usar los mismos calzones rojos agujereados
*anonymous, permítame la infidencia. la utilización reiterada de calzones rojos agujereados por parte de quien esto escribe no sólo no ha tenido la más mínima incidencia en la historia del mundo, sino que me ha dejado afuera de alguna que otra componenda de índole sexual.
Y ahora me lo dicen.
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