Pero hay una velocidad, entre los mil kilómetros por hora y los mil cien, no tengo precisión en la materia, ya lo dije. Hay una velocidad, entonces, decía, que es conocida por todos, los que entienden y los que no, como ‘la velocidad del sonido’. Pasada esa velocidad las cosas cambian, podríamos decir que cambia todo. Porque es una velocidad, esa marca en el cielo, es la que deja de un lado lo subsónico y del otro lado, lo supersónico.
Mundos diferentes si los hay. Afectados por diferentes leyes científicas podríamos decir, por qué no naturales. Cambia la intrínseca naturaleza de las cosas, las propiedades. Lo que es importante de un lado deja de ser importante del otro. Lo que funciona en un campo deja de funcionar, sí claro, en el otro. Un avión subsónico para hacerla corta, en una velocidad supersónica se desintegraría. Como si sacáramos a un pez de su pecera y lo pusiéramos en otra pecera pero llena de vino. El pez, por decirlo técnicamente, no funcionaría.
Lo mismo sucede analogía mediante con el dinero, con la plata. La guita.
2 comentarios:
Con el dinero, con los sentimientos.. con la vida. Todo tiene una velocidad adecuada y una velocidad, bajo la cual, las cosas no es que dejen de funcionar, es que se desintegran... pero eso, los ingenieros no lo saben, ellos sólo saben de meter numeritos en una calculadora, para entenderlo hace falta un poeta ;)
*beauséant! el ritmo de la vida me parece mal, decía una canción cursi. la gente está contenta porque puede escuchar los audios de wasá en 2x. y bueno, vemos qué pasa. saludos.
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