10.1.23

Meteorológico


A veces voy y me paro en una esquina. Diciembre en Buenos Aires, más de treinta y tres grados, el sol te atraviesa como un rayo láser. Casi podés sentir el asfalto caliente que pasa las suelas de goma y sube y sube como una dulce caricia primero, para transformase en una simpática pitón después con el único objetivo de recordarte que te estás quemando.
A veces llueve, es otoño y llueve. Explota el cielo y se abre como si alguien rasgara una bolsa de residuos del tamaño del cielo, justamente. Y me quedo parado en una esquina como si estuviera esperando para cruzar, con una camisa apenas. Y el agua me chorrea por las cejas, por la nariz, por el cuello.
Y no falta, nunca falta alguien que se me acerque y se me quede mirando. Alguien que me pregunta si me pasa algo o me diga sin decir, en un murmullo apenas, que está lloviendo, o que me ponga a la sombra, o que me estoy mojando.
Pero yo no contesto, nunca contesto. Sigo viendo el horizonte o la nada misma hecha de autos. Porque si recuerdo todo lo que quise ser y no salió, todo lo que pudo ser y no fue, o cuánto te quise. Para resumir, si recuerdo todo lo que fracasó, bueno. El clima es anécdota.

5 comentarios:

J. Hundred dijo...

*juan sebastián olivieri! cada tanto leo algún texto de mi autoría y pienso ‘cómo puede ser que yo haya escrito cosas tan geniales, y no se dio cuenta nadie’. no sé che, me decepciona un poco el universo. saludos.

Frodo dijo...

Cada tanto usted se despacha con una obra magistral, cósmica.
El finado Sagan estaría orgulloso de usted.

Abrazos

J. Hundred dijo...

*frodo! tengo mis momentos. y recuerde por favor que no es lo mismo carl sagan que sarl cagan (a mí me siguen haciendo gracia estas cosas). saludos.

Frodo dijo...

A los casi 40, a mi también.

J. Hundred dijo...

*frodo! los 40 son una edad jodida. yo me quebré a los 39 como si partieras en dos un paquete de fideos don vicente. después de los 35 hay un momento donde te tenés que dar cuenta que no vas a llegar a ningún lado donde querías llegar, y que tampoco hay adónde volver. como dijo el sabio polaco pedro pablo leberg: ojoteishon. saludos.