24.3.13

Fiucher

         Estamos en el futuro. El futuro, para definírtelo de alguna forma, para que vos lo entiendas, es un lugar muy distinto al presente. Pasaron, más de cien años.
         Los autos vuelan, por ejemplo. Por raro que te parezca. Tenés dos modelos, los autos que saltan, y los autos que vuelan (los que vuelan son más caros). Era imprescindible, alguien se dio cuenta, que los autos tenían que poder saltar. Era la única forma de atenuar, en parte, los embotellamientos de tránsito. Imaginate, para que lo entiendas, como si fuera un partido de damas en un tablero gigante. Vos apretás un botón, de tu auto, y tu auto puede permanecer en el aire por casi veinte segundos. Si encontrás un lugar dónde avanzar, dónde colocar tu auto, lo alumbrás con una luz, tenés una especie de joystick junto al volante. Cuando el lugar tiene tu luz, nadie más puede aterrizar ahí, se genera un campo magnético que rechaza a los otros autos en caso que alguien se equivoque o tenga mala intención. Si ‘saltaste’, y no hay lugar adónde avanzar, mientras estás en el aire, conservás la luz del lugar de donde partiste. O sea, mientras vos no alumbrás ningún lugar nuevo, conservás la luz del lugar original, y cuando se cumplen los veinte segundos, es automático, volvés. Esas luces funcionan a la perfección, no fallan, además si hacés alguna pelotudez las multas son carísimas, te quitan el registro de por vida. Y si te quitan el registro, no podés salir más de tu casa.
         Otra cosa, por contarte algo. Los hijos se eligen. Vas a un banco de niños, sacás número, y llenás el formulario 574. El formulario para tener un hijo. Lo elegís, color de ojos, altura, sexo, tipo de cabello, habilidades especiales. Lo elegís, lo pagás, y te lo entregan en un mes. Te lo entregan con papeles, y es tu hijo. Antes, mientras lo están armando, te lo dejan ver por pantalla, un prototipo. Te lo dejan ver, antes de terminarlo, para ver si está todo como lo pediste. Igual, los hijos vienen con seis meses de garantía, como las heladeras o las planchas.
         Te podría contar más cosas, muchas más cosas. Cómo se sortean los lugares para pasar las vacaciones, para que la gente pueda ver, cada cinco años, durante tres días como máximo, una montaña, o el mar. Hace muchos años los científicos se dieron cuenta que la mirada humana gasta todo lo que observa, hubo que racionar entonces la posibilidad de ver los lugares naturales, para que no se hagan mierda y queden como si los miraras en un televisor en blanco y negro. Está todo muy bien organizado, aunque los permisos para ver las estrellas, o para sentarte al lado de un árbol, o para caminar bajo la lluvia cinco minutos, se compran y se venden en un mercado negro, cuestan una pila de plata. También están las máquinas donde programás cuántas horas querés dormir. Apretás un botón y la máquina larga una sustancia en el aire del cuarto, parecido a una anestesia pero muchísimo más placentero. Una mezcla de morfina con extracto de dulce de batata con chocolate (hay con dulce de membrillo, también). Descanso garantizado.
         Te cuento cómo me volví genial, en el futuro. Cómo me volví uno de los tipos más importantes del planeta, una mezcla, ponele, para que te ubiques, de Tinelli y Sai Baba, todo junto.
         Lo único que hice, de casualidad, porque ni lo pensé. Lo único que hice fue, te decía, una vez que me hicieron una pregunta, quedarme en silencio. Y entonces la gente descubrió que el futuro era ruido, puro ruido, ruido todo el tiempo.
         La gente empezó a pagar para verme. Me alquilaban estadios para que hiciera recitales en distintas partes del mundo. La gente enloquecía, como esos videos donde las chicas veían cantar a los Beatles de jovencitos.
         Yo salía al escenario y no decía nada. Me sentaba en una silla y me quedaba callado.

11 comentarios:

gen71 dijo...

Que los hijos vengan con seis meses de garantía vaya y pase; pero las heladeras hoy en día vienen con un año de garantía!

El futuro está perdido...

Muy bueno!

Salud!

Tikicienta dijo...

Que copado el recital del silencio!

Unknown dijo...

Hola ! Estoy intentando comunicarme con vos hace ya un tiempo largo. Me podrias enviar un email a pepaluces@gmail.com o a digoproduccion@gmail.com por favor? Gracias !! Saludos

J. Hundred dijo...

*gen71! yo le conté el mismísimo apocalipsis, y lo que usted no se bancó, bajo ningún aspecto, es que lo zarparan con la garantía. es genial, absolutamente. estamos perdidos, clarísimo está. lo saludo con alegría.

*tikicienta! usted me ha comprendido en esta curiosa ocasión, en esta deliciosa, quizás irrepetible oportunidad.

*pepa luces baudon! es de lo más normal, las mujeres leen un par de fragmentos míos y lo único que desean, justamente, conmigo, es fornicar. pero yo debo decirle que, a pesar de la descomunal poronga que me acompaña y que resulta, bueno, parte constitutiva de mi atribulado ser, a pesar de esta indómita gaver que porto a veces con cierta dificultad (por el peso, porque tiene vida social propia), bueno, apenas un par de pasitos más atrás, hay un ser humano que sufre, que llora, con sus pasiones, sus anhelos (perdón, perdón, me quise hacer el pulenta para la monada, no me haga caso, ahí le escribo. tiene linkedin? le mando mi cv? yo estudié teatro con briski, iba a bailar tango a la ideal, me decían ‘el virulazo polaco’, durante un tiempo también hacía covers de peter cetera).

Unknown dijo...

Me quede pensando en la cuestión de un hijo a medida.
Toda fantasía se basa en poder elegir libremente, elegir sin consecuencias, y ahí elegimos la mejor mina con el mejor culo, el mejor auto, la mejor playa la mejor etc. etc. Y asi todo de diez, todo de primera, pero… ten cuidado con lo que desees porque se puede volver realidad.
En esta fantasía futurista (pos-apocalíptica?) tanto poder de elección se vuelve horroroso.
Como siempre lo único que redime es el silencio.
Abrazo y muy bueno lo suyo.

Anónimo dijo...

Dime de qué presumes y te diré qué careces...

Lo que realmente halaga a un hombre es que se le considere digno de adulación.

Tal vez algún día se te de...

Mr. Kint dijo...

Sublime final, incisivo y disimulado.

Interesante lo de los autos, los hijos y los permisos para recursos naturales. Respecto al ruido, bue, tiene menos de ciencia ficción que agudo análisis de la realidad. Yo veo a la gente tan de deseosa de compartir pequeñas seguridades que me da miedo. Como diría el Carlos Alberto Solari: el futuro llegó hace rato.
Muy bueno. Un afectuoso abrazo para usted.

J. Hundred dijo...

*anónimo! que nos vaya bien a todos.

*mr. kint! como tantas otras paradojas. uno va por la vida, quizás demasiado consciente de sus falencias, y convencido que tiene alguna precaria virtud. en mi caso, no hace falta aclararlo, solía creer yo que lo mío, mi refugio, mi destreza, mi habilidad a falta de un flequillo decente, estaba en la palabra (en cualquiera de sus formas). si hubiera aprendido tan sólo a quedarme callado, no sé, hace unos diez años, mi vida hubiera sido muchísimo más entretenida. un abrazo.

Mangrullo dijo...

Lo paradójico es pretender que te paguen por tu silencio y acá publicás gratis. Yo que vos no dejaría el laburo que tenés.

Guillermo Altayrac dijo...

¡Muy lindo texto!
Muy lindo lo del silencio.
Y me encantan los castigos por infracciones de tránsito en esa sociedad del futuro.
Saludos.

J. Hundred dijo...

*

*guillermo altayrac! en una época yo solía decir que el futuro es pasado hervido. aunque tampoco estoy en condiciones de afirmar que la frase sea mía. lo saludo.