15.1.12

Con un tomate

Hace falta un tomate. Un tomate redondo. Tiene que ser grande, el tomate. Paradójicamente, ocurre con las frutas, cuanto más grandes son, menos sabor suelen tener. Es por eso que si vas a una verdulería de barrio y pedís un kilo de tomates, y tenés medio carita de pelotudo y el verdulero no te conoce, de seguro te va a dar unos tomates grandísimos. Tres o cuatro tomates por kilo, mejor, no importa en este caso.
Elegís un tomate y lo lavás, con agua bien caliente. Después hay que sacarle esa parte tan fea, justo el centro si lo mirás, al tomate, desde arriba. La parte donde el tomate estuvo enganchado del árbol, no sé. Se saca con un cuchillo, hacés un pequeño círculo hundiendo el cuchillo más o menos hasta la mitad del tomate, y sacás un cilindro de tomate, que no suele tener ningún gusto.
Ahora sí, es preciso que estés desnudo. Y que tengas una erección. No hace falta que sea una roca, tu garompa, pero precisás tener una erección más o menos digna. Así que te debiste estimular sexualmente un poco, viendo un video por internet, no sé, te tocaste pensando en algo antes o después de preparar el tomate. Sí, podés pegar un póster sobre la puerta de la heladera, de Samanta Farjat por ejemplo, perfectamente. Como ayuda memoria.
Agarrás el tomate. Y apoyás la cabeza, la cabeza de la poronga, en el centro, justo en el centro del tomate, donde hiciste algo de espacio.
Y empujás, empezás a empujar, con la poronga, con convicción no exenta de delicadeza, con entusiasmo no exento de elegancia, sosteniendo el tomate con ambas manos (o con una mano, si precisás la otra mano para guiar, por decirlo de algún modo, la poronga, son estilos).
El tomate irá cediendo con mayor o menor dificultad, dependiendo de múltiples causas. Vos seguís, podés cerrar los ojos, tratando de concentrarte en la faena.
El tomate, producto del empuje y el manoseo, irá soltando sus jugos, sus tan particulares semillas, se irá desarmando. Es altamente improbable, salvo que tengas un pito muy pequeño, que logres atravesar al tomate de lado a lado, que puedas ensartarlo por completo y que al mismo tiempo el tomate conserve su original forma, que el tomate no se desarme. Son temas antropométricos, la dureza del material, la presión ejercida, la falta de espacio. Además, el tomate no entiende muy bien qué pasa. Podríamos decir que el tomate no estaba, psicológicamente, preparado.
Puede ser, también, es admisible, que no alcances a concretar tu cometido, que te cueste un poco eyacular mientras se deshace el tomate en tus manos, para poder dar por finalizada la cuestión. Después de todo un tomate no es una vagina, queda claro que lo que estás haciendo se aleja bastante de lo que podríamos denominar ‘the real thing’.
Pero si tuvieras con quien coger no me hubieras llevado el apunte desde un comienzo, y un tomate debe costar, no sé, dos pesos. Tampoco soy mago.

*para las chicas, intentar coger con un tomate puede resultar, también, un procedimiento algo traumático. me atrevería a decir engorroso.

12 comentarios:

Anónimo dijo...

vuelvo de la verdulería y te cuento.

Zeithgeist dijo...

pero habienod cositas tan barats y copadas como esta:
http://tenga-europe.com/es/

en serio hace falta un tomate??

Dany dijo...

Yo me la jodí con un mango enorme.....el tomate no tiene carozo.
Un abrazo.

Anónimo dijo...

¡Pero está bien! Si a vos te gusta y a mí no me duele (diría el tomate) dale para adelante. Eso sí, no va a faltar quien le levante una denuncia por apología de la sodomización del tomate y demás vegetales (nunca faltan de esos), que secretamente le debe dar a la lechuga mantecosa “y ahí te quiero ver” como diría Cortázar…

Yoni Bigud dijo...

Yo le llevo el apunte porque usted es un hombre sabio. Aunque de vez en cuando se descuelgue con estos artículos que tienen como norte aprovecharse de la buena fe de nostoros, humildes empernadores de frutas y hortalizas.

Por otra parte, confieso, para mí un tomate, grande, perita o cherry, sería subir de categoría. Y es que coger no es para cualquiera. O se es lindo o se sufre. Así, sin más. Coger es un asunto complejo. Un tomate simplifica, pero hasta por ái nomás.

Un saludo.

J. Hundred dijo...

*anónimo! uh.

*zeithgeist! se percibe, en desmedro de lo natural, un excesivo apego a lo ‘high-tech’ de su parte. es como si, supongamos, imagine la situación si es tan amable, acompáñeme con el ejemplo, alguien le dice ‘bueno, ahora apoyate contra esa pared, que te la voy a poner un poquito’. y entonces usted saca el iphone de la cartera y lo aprieta bien pero bien fuerte. ‘sign of the times’, diría el bueno de prince, pero podrían decirse, más que perfectamente, algunas otras cosas.

*dany! cito al venerable ciego, aquello de: no juzgues al árbol por sus frutos ni al hombre por sus obras, pueden ser peores o mejores. 1saludo.

*tecontaretodo! usted hace una atinada mención, aunque a mí me cueste admitirlo. y es que el precario fragmento de mi autoría, omite el detalle sobre si el tomate dio su (como en tantas otras ocasiones tácito) consentimiento.

*yoni bigud! usted sabe, usted no ignora, en las escuelas primarias se había puesto de moda instar a los niños a la práctica del ajedrez, para desarrollarles, por decirlo de algún modo, el cerebro, ciertas capacidades cognitivas. creo que también, una materia al menos, podría ser el enseñarles a pajearse, con el sutil objetivo de incentivar desde las edades más tempranas la creatividad. que pajearse podría ser considerado una disciplina artística, eso quise decir (y al incluir en la ensalada que nos ocupa al tomate cherry, usted nos ilustra acerca del delicado concepto de ‘enhebrar’). un saludo.

Mecha dijo...

Claaaaaaaaaaaaaaaaaaaa
Ahora entiendo por qué no conseguimos hombres.
Andan todos dándoles a los tomates, después de todo, los tomates no piden que los abracen luego...

Anónimo dijo...

Muy bueno, la mejor receta para recomendarle a varios.

Mr. Kint dijo...

No sé si usted con este texto quiere ser una nueva versión de entretenedor digital mezcla de Choly Berreteaga (gran seudónimo) y la gordita sexóloga del cable (que desde adelgazó ya no es lo mismo, perdió algo de magia).
No sé, anotaré la receta, nunca se sabe. Yo en usted tengo plena confianza, pero no sé, me quedan algunos detalles en los que prefiero no ahondar (pienso, no sé, los tomates de hoy ya no son lo mismo, algunos son un corcho; carecen, por así decirle, de la lubricidad necesaria). Bueno, lo dejo acá, no quiero irme para el lado de los tomates.
Saludos y abrazo.

J. Hundred dijo...

*mecha! debo confesarle quizás, que en mi caso particular he garchado con (y abrazado a) verdaderas basuras humanas, ratas de pantano, ascos de personas, repugnantes seres. mi vida sexual/afectiva, ahora que lo pienso, ha sido comparable con lavarle los pies a leprosas. dar es dar, entiendo que dijo alguna vez el señor rodolfo páez, antes de irse caminando, muy angustiado desde ya, por la avenida alvear.

*ines table! rencor, se llama un precioso tango.

*mr. kint! con el respeto y el cariño que le tengo, en esta curiosa ocasión, lamento sus palabras. pero también lamento el hambre en etiopía, y que gisela no haya querido bailar ese lento conmigo, en la primaria. lo que le quiero decir es que en el inmenso mar de las cosas que lamento, su comentario, y desde ya la totalidad de este extravagante blog, son de una pavorosa irrelevancia. un saludo.

A.Torrante dijo...

Post interesante para aumentar las ventas en verdulerías cuando el kilo de tomate está a unos $10/15-
Combo con Tulipán? un Cobranding?
No lo veo en las grandes superficies, bah, en JUMBO todo es posible, pero tendrían que cambiar el slogan al inglés: Rather than returning, the important thing is that you come...
El único tema sería perder ventas con los genuinos compradores de tomates para una ensalada.

Godofredo de Tolosa dijo...

Mierda! el tomate me pidio que use forro...