Mis cómplices de género se la pasan mirando tetas y culos, tetas y culos, tetas y culos. Yo, en idénticas circunstancias de presión y temperatura, me limito a observar tobillos y manos, tobillos y manos, tobillos y manos.
Aquel que observa tetas y culos, mucho me temo, no está observando cualidades perdurables; la decepción lo acecha a la vuelta de la esquina.
Si en lugar de mirar tetas y culos los hombres miraran tobillos y manos, me atrevería a decir que la durabilidad de los vínculos afectivos en las sociedades civilizadas subiría de manera significativa. Y tal vez, sólo tal vez, los traumatólogos adquirirían el status de los cirujanos plásticos.
Aquel que observa tetas y culos, mucho me temo, no está observando cualidades perdurables; la decepción lo acecha a la vuelta de la esquina.
Si en lugar de mirar tetas y culos los hombres miraran tobillos y manos, me atrevería a decir que la durabilidad de los vínculos afectivos en las sociedades civilizadas subiría de manera significativa. Y tal vez, sólo tal vez, los traumatólogos adquirirían el status de los cirujanos plásticos.
amen.
ResponderBorrarChapeau. Yo siempre dije que una mujer debe tener tobillos finos, como los caballos de pura sangre.
ResponderBorrary que tal si miraramos más a los ojos de los demás?? las miradas dicen más de lo que creemos, de lo que queremos o de lo que nos gustaría...
ResponderBorrarbesitoos
^^
1) !
ResponderBorrar2) !!
3) !!!
la verdad es que no se me ocurría nada para decir. pero presten atención, por favor, a la potencia gestual.